miércoles, 24 de octubre de 2018

Lovely Sunshine, Lovely Moonshine

Mi día empezó un toque mal, en apariencia. Salí temprano de mi casa, caminé hasta la parada del bus y esperé. Normalmente el B68 pasa cada diez minutos, pero se demoró veinte minutos en pasar. 

No me molestó pues la mañana estaba deliciosa para disfrutar al aire libre. Pero cuando me monté al bus e intenté pagar el pasaje con mi tarjeta de transporte público, me di cuenta de que ésta había expirado ayer. El chofer del bus, malencarado, me echó del bus sin misericordia. Y yo que había salido temprano, ya iba tarde a dar mi primera clase en la U. 

Pero no me dejé malhumorar. La mañana otoñal era hermosa, de sol radiante y aire puro y fresco. Decidí atravesar el Parque Prospect a pie, hasta la estación del tren Q donde podía recargar mi tarjeta de transporte. 

Me puse los audífonos y mientras caminaba por el parque y apreciaba el brillo del sol reflejándose en la superficie del lago, escuché la canción "You are My Sunshine": Eres mi luz de sol.

Es una canción folk de Louisiana, de letra sencilla y bella. En realidad es una canción triste, pues es de un desamor, de una amada que se va llevándose su brillo. Pero a mí me alegran estos versos:

  You are my sunshine, my only sunshine.
  You make happy, when skies are gray.
  You'll never know, dear, how much I love you.

Me gustan pues son alegres, agradecidos y amorosos: "Sos mi luz de sol. Me alegrás cuando el cielo está gris. Nunca sabrás, querida, cuánto te amo". No hay lamentos, como en otros versos de la canción. 

Los escuché con gusto al cruzar el parque. Y a fin de cuentas agarré el tren Q y llegué a tiempo a la U. El día me pareció más brillante. 

Por la tarde, en un momento alegre y agradecido, espontáneamente canté esos versos. Y mientras nadaba en la piscina de la U, iluminada por el delicioso sol de media tarde, seguía cantándolos en mi mente. Sunshine, lovely sunshine.

De vuelta a casa, atravesé el parque en dirección opuesta. La luz ya era tenue y el lago aparecía azulado. Me detuve a dar gracias en su orilla pues el día pareció empezar mal, pero en realidad resultó excelente.

Y esta noche, para rematar, la luz de luna llena brilla sobre Brooklyn. Moonshine, lovely moonshine.


Sunshine con imágenes de Sunnyside de Charlie Chaplin

martes, 16 de octubre de 2018

Ladama en Union Pool

Las muchachas de Ladama Project cerraban el domingo su gira de seis meses con un concierto en Union Pool. Las conocí en una fiesta en Brooklyn hace un año medio, escuchándolas tocar en vivo y luego bailando con ellas. Nos hicimos amigues. Y con mi corazón lleno de cariño he visto crecer a su banda y su proyecto social y educativo hasta llegar a culminar con éxito esta gira de su primer álbum, Ladama. Así que asistí al chivo sin falta.

Me encontré con la agradable sorpresa de que la cantante Ana Carmela Ramírez, acompañada por el cuatrista Jorge Glem, abrían con un recital de música folclórica venezolana. Carmela con sus interpretaciones nos llevó a pasear por toda Venezuela, de Maracaibo a Oriente y de los llanos a Caracas. Glem, extraordinario músico ganador del Grammy, la acompañaba con genialidad. Yo quedé alucinado de cuánta belleza podían crear juntos una voz, un cuatro y dos corazones enamorados de la música de su país. Pensé en mi Mar venezolana: cuánto le habría gustado ese recital. Mafer, mi amiga venezolana de Ladama, estaba conmovida al escuchar joropos, sirenas y más, como lo estábamos todos en la audiencia.

Luego fue el turno de Ladama. Lara en percusión, Daniela en tambor alegre, Mafer en la bandola y Sara en voz, guitarra eléctrica y percusión, acompañadas de su excelente bajista Pat, tocaron con más soltura, espontaneidad y alegría que nunca. Se nota que han crecido tanto en su arte y sienten tanta confianza en su capacidad grupal, que tocan cada vez con más libertad. Las variaciones vocales de Sara, los solos de Mafer, los juegos de llamada y respuesta en percusión entre Lara y Daniela y muchos detalles más le trajeron un inusitado frescor lúdico a las interpretaciones de cada uno de sus temas: desde Porro Maracatú hasta Cumbia Brasilera, pasando por Elo, Sin Ataduras y Night Traveler.  

Como siempre, su fusión de géneros latinoamericanos me cautivó. Yo además de disfrutar la excelente música y bailar a gusto, me sentía alegre. La verdad es tenía el corazón lleno no sólo de cariño sino de amor por esas mujeres talentosas y su proyecto musical comprometido con la justicia social, el feminismo y el simple gozo de vivir. 

Cuando terminó el concierto, todos en la audiencia les aplaudimos con entusiasmo y admiración sinceros. Era una delicia estar allí escuchándolas cerrar su gira en su casa, Brooklyn.

Yo me quedé en Union Pool conversando con ellas y luego les ayudé a guardar sus instrumentos y cargarlos en su carro. Me despedí con fuertes abrazos de cada una. Y regresé a casa feliz en el tren de medianoche y pico.

"Cumbia brasilera" en Cali, Colombia

sábado, 6 de octubre de 2018

Recorrido musical por una larga amistad

Escuché a Niall Connolly tocar con su banda en el Rockwood Music Hall después de muchos meses. Chris en guitarra eléctrica, Brandon en bajo, Lenny en percusión y Niall en guitarra acústica y voz me infundieron ánimo vital con su rock independiente. Me había costado recuperar mi nivel habitual de energía después de un fuerte resfriado. Pero su música me revitalizó. Iniciaron con "Sum of our Parts," pasaron por "Brooklyn Sky" y cerraron con "Dream Your Way Out of This One". En medio, repasaron repertorio seleccionado de los últimos cinco álbumes en estudio. Para mí, fue un recorrido por nuestra amistad y por mi admiración musical que ya lleva doce años y continuará. Soy un bendecido de la Vida y su ritmo, melodía, armonía y poesía.

Soñar: Dream your way away