miércoles, 23 de mayo de 2018

Gozo por dos amigos de mi alma

Un amigo de mi alma compartió hoy conmigo una alegría tan grande que me dieron ganas de llorar. Me alegré tanto por él y por su compañera de vida, otra amiga de mi alma, que me olvidé de mí mismo. 

Ver los ojos brillantes y la sonrisa sincera de mi amigo al contarme la noticia al final de la tarde, cuando ya caía el delicioso sol vespertino, me ha llenado de gozo, ternura y agradecimiento. Doy gracias por ellos. Este gozo es una forma del Amor, así como otra forma del Amor ha dado entre ellos el fruto que tanto han anhelado. Por mis amigos me regocijo y digo esta oración de David:

    Será como la luz matinal,
    como el resplandor del sol
    en una mañana sin nubes,
    como la lluvia que hace brotar la hierba de la tierra.

    Por eso mi casa está firme en el Amor.

Esta noche no pienso en mí y me disuelvo en esta alegría de Vida.

"Será como la luz matinal" (Foto: Rudy)

martes, 22 de mayo de 2018

El Roble conversa con la Lluvia

Lluvia gentil de mayo:
tu gracia me trae
el fresco aliento
y la tierna voz
de una sensual Primavera 
de ojos grises 
y terso rostro
de nubes y arreboles.
Su ávido beso
humedece mi corteza áspera,
inunda de savia mi tronco erecto,
nutre mis profundas raíces
y reverdece la esperanza
de mi copa frondosa. 

Con la Lluvia reverdece la esperanza (Foto: M. Ratkovic)

lunes, 21 de mayo de 2018

Agua fresca y diáfana

Esta tarde me entregué al agua. A pesar del hermoso tiempo de primavera, de sol brillante y brisa fresca, el campus de Brooklyn College me había parecido un poco triste y vacío todo el día. Me dolía el corazón. A media tarde salí de mi edificio mientras los repiques del reloj de la biblioteca anunciaban las 3:30 p.m. Respiré profundo y caminé hasta la piscina. Me cambié y tan rápido como pude entré al agua. 

Me entregué a ella. Abundaba la luz vespertina que entraba por los grandes ventanales. La piscina estaba diáfana. Podía ver los destellos de las burbujitas causadas por mis exhalaciones y mis brazadas. El azul del cielo y el celeste del fondo de la piscina acariciaban mi vista. Mi piel se deleitaba con el frescor del agua. Nadé y sentí sin pensar. Me entregué al frescor y a la claridad del agua.

La misma Voz Divina que en el Monte Horeb le preguntó a Elías "¿Qué haces aquí?", le pidió ponerse de pie en el monte. Elías lo hizo y presenció un viento fortísimo como huracán, un terremoto y un fuego. Pero en todas esas fuerzas destructivas no encontró a su Dios. Lo percibió, en cambio, en un "sonido apacible y delicado" (I Reyes 19).

Lo importante, para mí, es que Elías andaba turbado y se sentía desconsolado. Necesitaba aliento. Lo encontró en un sonido apacible y delicado. 

Yo no soy profeta, ni Dios me ha hablado en el Monte Horeb. Me encuentro más bien un poco perdido en Brooklyn. Mi tendencia es a caminar a paso firme y ser feliz pero, como todo ser humano, a veces necesito aliento y consuelo. Hoy me entregué al agua fresca y diáfana. Respiré y dejé que me sostuviera. 

Por esa agua doy gracias. El mismo Elías, en momentos de sequía, halló agua fresca para beber en el arroyo de Querit y, cuando éste se secó, en casa de una viuda pobre con un hijo hambriento. Por el agua de vida, entonces: Gracias.

Rembrandt: Elías en el lecho seco del arroyo Querit

domingo, 20 de mayo de 2018

¿Qué hacés aquí?

Fortalecido por los cuidados del ángel junto al enebro, Elías caminó cuarenta días y cuarenta noches a través del desierto para llegar al Monte Horeb. Huyendo de Jezabel, se refugió en una cueva. Allí escuchó a la Voz Divina preguntarle: "¿Qué haces aquí?" Elías salió de la cueva y dio su respuesta (I Reyes 19).

¿Cuál es la mía? ¿Qué hago aquí? Me lo he preguntado una y otra vez, intensamente, en las últimas tres semanas. Y de lo más profundo de mi ser sólo sale una respuesta: amar.

Amar la Vida. Amar a mi familia, a mis amigos y amigas. Amar a las personas que caminan por las calles de Nueva York, a las que viajan en metro en São Paulo, a las que me esperan en San José, a las que me sirven un café guatemalteco en Brooklyn o una empanada uruguaya en Pinheiros y me sonríen. Amar.

¿Hacia dónde me lleva el Amor? ¿Qué me espera? No lo sé. Ni sé hacia dónde queda mi Horeb. Sólo sé que cuando haya descansado reemprenderé el camino y mi aliento será el Amor. Siempre ha sido así.

Hoy, al menos, salí de mi cuevita a caminar por el Jardín Botánico de Brooklyn. Las azaleas se encuentran en plena floración. Alegran el jardín con sus tonos magenta, violeta, carmesí, rosa y lila. Manojos de florecillas púrpura cuelgan de las glicinias japonesas enredadas sobre las pérgolas. Y cerca del altar sintoísta consagrado a Inari, divinidad de la cosecha, una azalea japonesa se ha cargado de ángeles albos. Resguardan el altar. 

Frente a éste, en silencio, incliné mi cabeza y junté mis manos en gesto de oración. Di gracias por poder salir de mi cuevita a caminar para hallar aromas de flores de múltiples colores.


Rembrandt: Elías en el Monte Horeb

sábado, 19 de mayo de 2018

Ángeles junto al enebro

Elías desfalleció bajo la sombra de un enebro. Jezabel lo perseguía para matarlo y Elías huía al Monte Horeb. Después de andar todo un día por el desierto, abatido tras luchas, decepciones, traiciones y tribulaciones, se sentó bajo un enebro y le dijo a su Dios que quería morirse: "¡Basta ya!" Se acostó y se quedó dormido. Pero un ángel lo tocó y mostrándole comida y agua le dijo: "Levántate y come". Elías lo hizo y volvió a dormirse. El ángel le permitió descansar de nuevo antes de tocarlo por segunda vez y decirle: "Levántate y come, porque largo camino te resta". Elías se levantó, comió y bebió por segunda vez. Según la narración, Elías, "fortalecido con aquella comida, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios" (I Reyes 19).

Yo pienso que los textos sagrados de todas las grandes tradiciones religiosas de la humanidad son fuentes de sabiduría. Son historias, reflexiones y poesías humanas que aguzan nuestro entendimiento y enriquecen nuestro espíritu.

La historia de Elías camino del Monte Horeb ha sido importante para mí en varios momentos de mi vida. ¿Cuántas veces ya he caído rendido bajo el enebro? Y todas esas veces, ángeles me han cuidado al dormir y luego me han tocado para animarme a nutrirme y retomar el camino.

Todos desfallecemos. Todos tenemos momentos de cansancio vital en los que nos preguntamos: ¿Hacia dónde voy? ¿Vale la pena? ¿Hacia dónde me llevás?

Elías al menos sabía que iba hacia Horeb, el monte de su Dios. Yo ni siquiera sé para dónde voy. ¿Qué sigue? Estoy sentado bajo el enebro. Quiero descansar. ¿Por qué el Amor no parece dar frutos? Merezco descansar. No es aún el momento de echar a andar. Pero sé que hay ángeles junto al enebro. 

Anoche salí a bailar con amigos y amigas al ritmo de Yotoco en Barbès. No hablé sobre mí. Solamente bailé con mi gente. Hoy por la tarde fui de nuevo a bailar con ellos a ritmo de Yotoco y el dj tres dos en el festival del Essex Street Market. Llovía y hacía frío. No hablé sobre mí. Nos calentamos bailando. De casualidad me encontré también a Lara, percusionista de Ladama Project, y su enamorada Carina. Nos abrazamos con alegría.

Todos ellos han sido mis ángeles, cuidándome junto al enebro sin saberlo ni haberme visto flaquear.

Sé también que mi fuente vital es el Amor. En ello confío. Aunque esté bajo el enebro, sé que esa fuente me alimentará  y fortalecido echaré a andar de nuevo. Y como siempre lo he hecho, dejaré que el Amor me guíe a mi nuevo destino. 

Rembrandt: "Elías y el ángel en el desierto"

viernes, 18 de mayo de 2018

Encuentros y reencuentros

He aquí la historia de un encuentro que no se dio en São Paulo en el 2005 sino que sucedió en Nueva York en el 2017: "Samba en el Ó do Borogodó". Comparto abajo, además, un video en el que Laura canta "Pétalas esquecidas" acompañada por Marlysse en el piano. Y aquí va la narración de un reencuentro pensilvaniano: "En Filadelfia con Mou". Son mis dos crónicas más recientes en ViceVersa Magazine.

 Pétalas Esquecidas (hasta el 3'05")

jueves, 17 de mayo de 2018

Amor silencioso frente al lago

Hay días grises en los que solamente medito, leo, escribo y salgo a caminar por el parque. Percibo la humedad en el ambiente. Observo los hongos que han crecido en el sotobosque. Frente al lago me detengo en silencio y siento. Sé que mi corazón rebosa de amor. Late fuerte. Arde. Lo siento quemarme el pecho aunque mi semblante esté tan calmo y mate como las aguas del lago. Pero el ardor no me inquieta. Siento paz pues el fuego es parte de mí. El fuego soy yo. Hoy ha sido uno de esos días. Por esto también doy gracias: vivo y siento.

Amigos en el lago

martes, 15 de mayo de 2018

Confesión a la Luna

"Yo puedo contar a la luna la tormenta de mi corazón", canta Sara con su melodiosa voz acompañada por la bandola de Mafer, el tambor alegre de Daniela y la batería con toque jazzístico de Lara. 

"Confesión" de Ladama es la canción de una mujer con el corazón herido que solamente puede confersarle sus sentimientos a la Luna. Los versos continúan:

    La luna es mi hombro.
    En la noche ella es mi confidente.

Mafer me envió un texto contándome que el vídeo de "Confesión" ya se ha lanzado y ha sido recomendado por Billboard como uno de los mejores nuevos videos de música latina alternativa.

Yo comparto el video sin más palabras, con simple deseo de escuchar bajo la luz de la luna:

   Eso es lo que tengo que decir.
   Ya va a amanecer.

"Que se abracen nuestros corazones" - Ladama

domingo, 6 de mayo de 2018

Ladama en el Teatro Littlefield

Quería alegría. Para mi dicha, las muchachas de Ladama Project regresaron, después de seis meses, a Brooklyn y se presentaron en el teatro Littlefield. Su nueva gira ya había pasado por Venezuela, Colombia, Canadá, Inglaterra y Louisiana. Este fin de semana le tocó su turno a Brooklyn. Y me tocó a mí. Cuando me encontré con las muchachas les di un abrazo fortísimo a cada una y me alegré pues percibí que querían verme también. Andaban elegantes: Mafer de vestido corto azul, Lara de macacão magenta, Daniela de conjunto albirojo, Sara de macaquinho negro con estampado de flores. Durante su concierto escuché a Lara en percusión, Dani en tambor alegre, Mafer en la bandola llanera y Sara en guitarra y voz. Las acompañaba Pat en el bajo. Desde "Porró Maracatú" hasta "Cumbia Brasileira," se me alegró el alma y sentí calorcito en el corazón y en el cuerpo. ¡Qué gusto escucharlas de nuevo en vivo! Después del concierto conversamos por largo rato en la noche brooklyniana. Aún saboreo su grata compañía y tertulia. Ladama crece y prospera. Las muchachas son aún mis alegres y cálidas amigas.

Porró maracatú

sábado, 5 de mayo de 2018

Quietud de luna

En la quietud de nuestro silencio
emerge la luna
sobre las aguas del Atlántico.
Juntos somos luz marina.

Es lo que he podido escribir esta noche. Me he inspirado en estos versos del poema Quietness de Rumi:

Become the sky. 
Take an axe to the prison wall.
Escape.
Walk out like someone suddenly born into color.
 (...)
Your old life was a frantic running
from silence.

The speechless full moon
comes out now.

Quietud de luna (Foto: Toni Barabino)

En un campo florido nos encontraremos

Si te duele el corazón como a mí,
escuchá el llamado de la primavera, 
salí a explorar el mundo renaciente
y entregate a tus sentidos como yo. 

Al alba cantan los jilgueros
su serenata al nuevo día. 
Por la mañana vuelan los cardenales
entre las ramas de los fresnos verde limón.
Manojos albirosa adornan las ramas
colgantes de los cerezos en flor.
Las fragantes lilas impregnan 
el aire nocturno con su aroma.
La luz de plata de la luna ilumina el lago.

Y atravesando todas estas sensaciones,
más allá de todas las ideas de lo debido o indebido, 
hay un campo agreste y florido.
Allí nos encontraremos.

Los versos de la última estrofa de este poemita primaveral, un llamado a la esperanza y la alegría, se los pedí prestados a Rumi:

Out beyond ideas of wrongdoing and rightdoing,
there is a field. I'll meet you there.

Un campo florido en São Paulo, Brasil (Foto: Daniel Andrade)

miércoles, 2 de mayo de 2018

Crónica: El segundo susurro del Savegre

A veces quisiera ser una gota de agua que confluye con todas las otras en el río de la Vida y desemboca en el mar de Amor. En ese mar, no hay gotas solas, ni sería yo una gota. Sólo hay mar y yo sería mar. 

Mientras llega esa experiencia mística o ese desenlace vital, sigo viviendo y escribiendo. Continúo sintiendo dolor y placer, tristeza y alegría, sea en los bosques, en los mares, en los lagos, ríos o en las ciudades. Sigo fluyendo, aunque a veces sienta que soy un remolino que no avanza.

Aquí comparto entonces mi nueva crónica en ViceVersa: "El segundo susurro del Savegre", secuencia de la anterior, "El primer susurro". 

Quisiera regresar a Dota y escuchar de nuevo la voz del Savegre. Además, hoy me dijo Pa que fue declarado el río más limpio del planeta. Lo creo. Sentir esa agua fresca en la piel es una delicia.

Aguas fluyendo hacia su mar (Foto: Andy Wraithmell ©)