viernes, 28 de junio de 2019

Orugas: Transformaciones

Me he encontrado con muchas orugas, en distintos ecosistemas, todo este año. Y me he preguntado: ¿Qué me quieren decir? ¿Qué significan como oráculo? O como me lo planteó una leona de montaña: ¿Qué simbolizan como tótem?

Como explico en este enlace, he concluido que son un símbolo de transformación. Ha llegado para mí el tiempo de trasladar mis apuntes, postales y esbozos de mi vida peripatética a un nuevo hogar para transformarlos y evolucionar.

Este blog ha sido durante más de cinco años, para mí, una forma de describir experiencias, reflexionar y conversar íntimamente con las poquitas personas que lo conocen y lo leen. De hecho, nació como una forma de expresar experiencias y compartir observaciones en una época de profunda soledad en Brooklyn. 

Poco a poco ha cambiado. Estos Apuntes y postales han sido un taller literario y filosófico. Han sido la cuna de muchas de mis crónicas urbanas para ViceVersa Magazine (Nueva York) y mis escenas literarias para Suburbano (Miami).

A quienes han gustado de leer estos Apuntes y postales, les invito a que me visiten en mi nuevo hogar literario: danicambad.com

Allí compartiré nuevos apuntes, postales, esbozos, poemas, bitácoras, haikus, leyendas, reflexiones y lo que me vaya surgiendo en cuanto continúe esta bendecida Vida peripatética.

Mi primera entrada se titula justamente "Orugas: Transformaciones", como esta que concluye este blog.

¡Un abrazo! Y les espero con todo el sentido de la palabra Esperanza.

Oruga en el Bosque Nuboso Santa Elena

martes, 25 de junio de 2019

La fe vital de la oruga

Caminábamos por un sendero de montaña rumbo a la catarata del río Tarcolitos. Bordeábamos la empinada ladera de un cerro boscoso para entrar al cañón del río. Altísimos árboles se erguían a ambos lados del sendero, ladera arriba y ladera abajo. El bosque tropical lluvioso era primario y su follaje muy tupido. La luz de la mañana se filtraba en sutiles claroscuros. 

Mientras caminábamos nos topamos de frente, en medio sendero, con una oruga que parecía flotar en el aire. Su cabeza, tórax y abdomen eran negros pero su pelusa blanca resplandecía a contraluz y le daba un aspecto albinegro y divino. 

La observamos sorprendidos. Parecía levitar aunque supusimos que pendía de un hilo tan fino que era invisible a nuestros ojos. 

Nos acercamos y constatamos que así era: desde la copa de un árbol en el dosel del bosque había tendido su hilo finísimo para bajar al sotobosque. 

La niña en nuestro grupo naturalmente quiso sentir el hilo y al tocarlo con leve brusquedad lo reventó. La oruga cayó al suelo húmedo del sendero. Su madre bromeó: 

--Pobrecita. Todo iba bien hasta que llegó una mocosa a reventarle el hilo.

Continuamos nuestro camino pero me quedé pensativo. La niña también.

Conforme avanzábamos en el sendero, internándonos en la montaña, nos topamos con muchas orugas más que pendían del hilo invisible que tendían desde el dosel. 

A menudo eran hilos de más de veinte metros de largo y tan finos que apenas se atisbaban a contraluz. ¿Cuántas veces cabe una oruga de cinco centímetros en un vacío de veinte metros en línea recta? (¡Cuatrocientas!)

Tuvimos cuidado de no reventar ningún otro, sobre todo la chiquita sensible que empezó a contar cuántas orugas nos encontrábamos.

Poco a poco me quedé atrás del grupo, observando detalles, escuchando cantos y sintiendo la vida del bosque. 

Entonces me topé con una oruguita danzando en el aire. Pero ésta, en vez de descender al sotobosque subía a lo largo de su propio hilo hacia el dosel. Usaba su hilo para regresar a casa.

Entendí la fragilidad y el coraje del quehacer de la oruga. No sé por qué baja del dosel al sotobosque. Pero sé que para regresar a la copa del árbol que la alberga pende de un hilo delgadísimo. Éste es resistente y elástico en la medida justa y la oruga confía en él. Lo tiende y se entrega. Su vida depende de él.

Su fe vital es instintiva. Es como si su corazón le dijera: 

--Confiá en mí y lanzate a la Vida tendiendo tu hilo con amor y fe.

Y ella se lanza. Bienaventurada la oruga.


La oruga en el claro

miércoles, 19 de junio de 2019

Leyenda de Playa Rajada

Sol, océano, arena y fragatas volando en el viento me acompañaron en la tarde solitaria y contemplativa en Playa Rajada. Sentí la presencia de un fauno en el almendro a cuya sombra me senté a admirar mi entorno. Al atardecer, una manta raya saltó del agua calma, voló en el aire y se volvió a zambullir. Una ninfa del estero convocó al fauno a nadar en el mar. Se adentraron en las aguas frías de océano. Una manta raya que descansaba y se refugiaba del frío enterrada en la arena, al sentir la presencia de la ninfa, le aguijonéo el pie y se alejó. Respondió a su naturaleza para protegerse, no para causar dolor. Y a pesar de la gélida sensación de hielo en lo profundo de sus huesos, la ninfa resistió el dolor sin resentir a la manta. Respiró y respiró hasta que pasó. El fauno le acompañó. Juntos retornaron al mar. Danzaron juntos en el suave oleaje, ella con la gracia de la manta raya.


Playa Rajada

martes, 18 de junio de 2019

Júpiter y Luna

Como inusitados amantes, Júpiter y Luna se acercan en el cielo. Quieren tocarse y besarse. Sobre mi jardín josefino, ella resplandece en plenitud y él brilla constante. Mi imaginación les inventa una historia de amores ávidos. Mi corazón la siente.


miércoles, 5 de junio de 2019

Detalles impresionistas del regreso

Vista aérea de mi valle iluminado por titilantes luces amarillas. Besos y abrazos de bienvenida en el aeropuerto Santamaría. Noche veraniega y despejada en pleno invierno. Crema casera de ayote. Calor. Sudor. Trópico intermontano. Medianoche ardiente. Madrugada tibia y serena. Alborada fresca y pacífica. Meditación y desayuno. Aguaceros. Fogosidades. Risas: "Vení y hagamos un trío", comedia stand-up feminista y tico-mexicana. Desayuno con gallo pinto, huevo con tomate, tortilla palmeada de maíz, picadillo de arracache y café Taza Amarilla en la Feria Verde de Aranjuez. Escuchar murmullos del río y canto de pájaros. Caminata de reminiscencias escolares y familiares por Calle Blancos. Siesta sabatina deliciosa. Conversaciones íntimas. Incendios nocturnos. Dormir de ensueño. 

Alba cariñosa. Mañana pausada. Tarde cartaginesa de azul zafiro en plena estación lluviosa. Orquídeas y lirios acuáticos en el Jardín Botánico Lankester. Bambúes, rocas, cipreses y estanques en el Jardín Japonés. Yuca, crema de pejibaye y trucha a la caribeña con coco y jengibre en el Taller del Artista. Anochecer con vista a las montañas boscosas de Tres Ríos. Proyección de A River Runs Through It en mi sala de cine. Birritas Pilsen. Recuerdos de Arkansas, sueños con Montana. Ríos y palabras: conversación de mente, alma y corazón. Miradas intensas. Respiraciones profundas. Espontaneidades. Deleites frutales y cafeteros. Momentáneas despedidas. En Casa Manga, fideos ramen con camarones y vegetales en caldo de soya al limón (sincretismo nipo-tropical). Rubia de barril. Abrazo. Conversación. Amistad. Casa. Silencio. Saudade. Inquietud. Despertar antes del alba. Escribir en mi apartamento con luz tropical. Tomar café Taza Amarilla, un presente sabroso, con Pa y Ma en su casa. 

Reencuentros. Abrazos. Besos. 

Amistad profunda. Amor profundo. 

Vida plena.

Jardín Japonés en el Botánico Lankester (Foto: j.T)

jueves, 30 de mayo de 2019

Con el amor en mi piel

Con imágenes del Pacífico Mesoamericano en mente y con sensación de amor abundante en mi piel y mi corazón, salí de Brooklyn rumbo al aeropuerto.  De camino vi las nubes bajas acariciar las aguas del río Hudson y velar la estructura del puente Verrazano. Más allá, entre la niebla, se abría la mar.

De nuevo viajo del norte al centro de América y del Atlántico a mi valle entre el Caribe y el Pacífico. Y llevo todo ese amor en mi mente, mi corazón y mi piel.


Arde mi piel de fuego

miércoles, 22 de mayo de 2019

Del desierto chihuahuense al bosque brooklynense

Ciudad Juárez y El Paso son ciudades erigidas en el desierto chihuahuense. El paisaje a su alrededor es seco: roca, tierra blanca, arena y algunos arbustos. Tanto las sierras como las planicies son áridas. La belleza del desierto es austera.

Regresé a Brooklyn con deseos de sentir el frescor del agua y el aliento del bosque. Cada día desde mi regreso he caminado por las orillas del lago y bajo la sombra de los grandes árboles del bosque primario en Prospect Park. 

Agua y bosque me han refrescado. Por momentos incluso he sentido, como hoy, el roce de un ángel de la guarda. Creí escuchar su voz. Quizá era la suavidad de la brisa acariciando mi piel y su murmullo al hacer danzar el follaje en el dintel del bosque.

Desierto chihuahuense (Foto: Paco Bulos)


 

sábado, 18 de mayo de 2019

La Casa del Migrante: Ciudad Juárez

Migrantes, solicitantes de asilo y deportados son albergados, atendidos y cuidados en La Casa del Migrante en Ciudad Juárez. Es obra social de gente de la Iglesia Católica comprometida con la justicia social. La población de Juárez dona los recursos y voluntarios colaboran en la atención. 

Hoy visité junto con mis colegas de la conferencia de ética de la migración de esta semana en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Tuvimos el privilegio de conversar con personas que son atendidas allí.

Yo conversé con dos hombres mexicanos recientemente deportados de Estados Unidos, uno de cuarenta años y otro de veintipico. Han hecho su vida allá, sin autorización, por necesidad económica. "La migra" gringa les detuvo, les encarceló por meses y meses y el sistema les deportó. Sus familias, incluyendo hijos e hijas, quedaron allá, en California y Arkansas. El mayor tenía una pequeña tranquilidad en que sus hijas son adultas y su madre vive en México. El menor quería llorar: sus hijos tienen cuatro y trece años. Ya no tiene a nadie en México. ¿Qué va a hacer? 

Otro hombre, mucho más joven, recién deportado, nos escuchaba con ceño fruncido de dolor y preocupación, ojos desesperanzados y rostro marcado por una mueca de desamparo. Miraba hacia el suelo. No dijo una sola palabra. Cuando me fui, le di la mano. Nos miramos sin hablar.


Preparémosle la cena

martes, 14 de mayo de 2019

A Ciudad Juárez, ¡México!

Espero mi vuelo a Ciudad de México en el aeropuerto JFK de Nueva York. Me siento emocionado de regresar a México por tercera vez este año. Ya es un lugar de gente amada por mi corazón. 

Esta vez viajo a Ciudad Juárez, Chihuahua, en la frontera con Texas. Voy rumbo a una conferencia sobre ética y política de la migración en la frontera. Me interesa el tema. Pero ante todo me interesa conocer la urbe binacional más grande y poblada del mundo: Ciudad Juárez - El Paso. 

Y quiero indagar cómo se viven en este momento las relaciones fronterizas y la presencia de migrantes centroamericanos en Juárez. Sé que hay tensiones. Pero también sé que hay ángeles, personas que cuidan, acogen, sustentan, comparten. Aman. Quiero conocerlas.


Amor, justicia y derecho

martes, 9 de abril de 2019

Rumba cubana: "¡Adiós soledad!"

Volver a bailar: estrategia para volver a la vida. En la noche dominguera busqué a mis amigues para recibir la semana con la rumba de Musa en Sisters. Ahí nos reunimos a bailar y cantar. Lo necesitaba como desahogo.

Y me expresé no sólo con los movimientos de mi cuerpo sino con mi voz. Siempre bailo en la rumba pero nunca canto. Tiendo a escuchar los llamados del cantor y las respuestas del coro sin unir mi voz.

Sin embargo anoche el Maestro cantor empezó un llamado al cual el coro de rumberos respondía: "¡Adiós soledad!" Se movió mi espíritu y quise cantar también entre amigues, aunque fuera un ratico: ¡Adiós soledad! Me sentí amparado por las voces en coro.

Rumba cubana (Foto: Benedikt_H)

sábado, 30 de marzo de 2019

Mudanza primaveral: Todo cambia

Niall y Clare han sido mis amigos desde que llegué a Brooklyn. Niall incluso fue mi compañero de apartamento cuando ambos nos mudamos a Nueva York. Después ha habido muchos cambios, muchas mudanzas. Pero siempre hemos sido amigos los tres.  Y ellos, felizmente, se casaron.

Hace tres años me pasé del barrio brooklynense de Kensington al de Windsor Terrace para vivir más cerca de ellos. Hemos sido vecinos aquí por casi tres años. Hace cinco meses nació Saoirse, su hija, y hemos sido vecinos los cuatro desde entonces. Han sido mi familia aquí en las cercanías del Parque Prospect.

En este hermoso sábado primaveral llegó el momento de su mudanza a la península de Rockaway. Allí estarán más cerca de la familia de Clare. Esta semana he estado ayudándoles con los preparativos. Me sentí privilegiado de acompañarlos mientras íbamos empacando sus cosas y desmontando un hogar para crear otro. Mientras lo hacíamos, Saoirse nos miraba con sus grandes ojazos azules y nos sonreía. 

Ya les dí el abrazo de despedida y los vi partir. Me quedé un toque solo.

Es tiempo de transformaciones primaverales. Con alegría y valentía les doy la bienvenida.


Todo cambia. Pero no cambia mi amor.

martes, 26 de marzo de 2019

Esperanza al alba

Hoy, como ayer, me desperté antes del alba. Cuando la divinidad de manos níveas acarició mis párpados, yo ya estaba despierto, respirando conscientemente y agradecido por el nuevo día. 

Se siente el renacer de la primavera en el ambiente. Ya se han abierto las primeras flores de crocus, con sus pétalos lila y estambres naraja. Ya cantan los gorriones y ¿los mirlos? Ayer, atravesando el parque Prospect, vi la primera pareja de cardenales volar entre arbustos a orillas del lago. Y yo, después de una ilusión truncada, ya no lamento lo que no viví en la India, sino que espero el alba despierto, con buenas expectativas de lo que me traerá el nuevo día.

Brooklyn Bridge al amanecer (Foto: Schlagenhauf)

viernes, 1 de marzo de 2019

Búsqueda peripatética de la belleza

Mi familia me ha enviado fotos bellísimas de mi jardín josefino esta semana. La bougainvillea veranera está cargada de flores blancas como ángeles. El arbusto frente a la ventana de mi dormitorio por primera vez floreció: sus hijas son lila y se agrupan en manojos colgantes. ¡Y los lirios rojos no se esperaron hasta abril y florecieron en febrero! 

Toda esta belleza brota gracias al cuidado de mis papás, jardineros fieles y amorosos.

Tanta belleza y tanto cuidado me causan alegría. También, si no me cuido, me pueden causar nostalgia, melancolía, tristeza por mi ausencia, más allá de morriñas y saudades.

Para cuidarme, mantenerme presente y sobrellevar esta fase de mi vida peripatética, procuré también belleza brooklynense esta semana. La encontré en dos nevadas leves. Tanto ayer jueves como hoy viernes, al despertar descubrí que durante la noche había nevado. No mucho. Apenas lo suficiente para dejar una capa fina de nieve - a gentle dusting - sobre las aceras, los jardines, las ramas deshojadas de los árboles, los techos. 

En el resplandor intenso de esa capita de nieve bañada por el sol, encontré la belleza que necesitaba para mantenerme presente y atento a mi entorno y al mismo tiempo alegrarme por los florecimientos en mi jardín y el amor de mi familia.

Capita de nieve - Dusting of Snow (Foto: Leonie.Vandekamp)

domingo, 24 de febrero de 2019

Respirar

Vos me mostraste, con tu ejemplo, el poder de la respiración. Respirabas meditando. Meditabas respirando. Cuando me viste agobiado, me dijiste: "Respirá". Hoy me desperté de madrugada con el pecho oprimido por un dolor emocional. Respiré. Respiré. Me relajé. Dormí. Me desperté soñando con una carta que me escribías. Suspiré aliviado. Durante el día, por momentos, respiré conscientemente. Y esta noche, al nadar, no me concentré en la sensación del agua en mi piel, ni en el sonido rítmico de mis brazadas, sino en mi respiración. Fue una forma de meditar respirando, como aprendí de vos. Ahora me voy a dormir. Respiraré hasta caer en sueños para encontrarte en ellos. Respiraré soñándote.

Respirar nocturno (Foto: LeticiaE)

martes, 29 de enero de 2019

¿Me percibís?

A veces siento que soy 
la luz interior que surge 
a través de mi mirada, 
el profundo silencio en mi pecho 
anterior a la articulación de mi voz, 
el aire-espíritu que llena mis pulmones 
antes de exhalar, 
el amor que fluye de mi ser 
antes de dar un abrazo. 

Creo que más allá 
de ver mi ojos, 
escuchar mi voz, 
sentir mi respiración 
y mis abrazos, 
vos percibís 
mi luz, 
mi silencio,
mi espíritu,
mi amor.


Mirá a través de mi mirada