lunes, 24 de julio de 2017

Noche de domingo con Rosario y Federico

Si no me pongo vivo, este verano boreal se me va a escapar sin que consiga consiga leer literatura a gusto. Comencé bien con Morreste-me, una novelita muy poética de José Luis Peixoto que me mandó mi Sol matinal desde Lisboa. Me deleité en leer su ejemplar porque lo heredó de una amiga a quien se lo autografió el autor, un ejemplar que ha andado por tres continentes al menos. Pero luego entre seminarios, libro y ensayos no he podido leer a gusto. Basta. A ponerme vivo que se me está esfumando el verano. Esta noche de domingo decidí no permitirlo. Aunque mucho trabajo me falte para el próximo mes, me puse a ojear los estantes de mi bibliotecas. ¿Qué leer a partir de ahora? 

El fin de semana pasado, en la noche de La Libélula, leí Bodas de sangre de Federico García Lorca pues ando un poco apasionado por su poesía trágica desde que vi la película La novia en el Cine Magaly. Así que me decidí por dos poemarios suyos, Poeta en Nueva York y El Diván del Tamarit. Desde el verano pasado también quiero leer más de Rosario Castellanos, así que escogí Poesía no eres tú y su comedia teatral El eterno femenino. Y no se puede más, porque sigo teniendo deberes de filósofo, así que con Federico y Rosario andaré por el resto del verano, escogiendo poemas según los títulos y mi ánimo del momento. Basta de sistema.


miércoles, 19 de julio de 2017

Crónica Urbana: Cartas desde San José

Hoy ha salido publicada en ViceVersa una crónica urbana sobre varias correspondencias josefinas a través de los años: Cartas desde San José. Y en este momento estoy pensando que cuando escribís una carta, es importante ir pronto al correo y enviarla, para que el sentimiento sea válido y sincero. Y aunque las cosas cambien mientras la carta llega, sabés que la escribiste y enviaste con un corazón honesto y transparente. 

jueves, 13 de julio de 2017

Crónica Urbana: La tica y el ruso

Comparto una nueva crónica urbana publicada esta semana en ViceVersa Magazine. Es una historia de amor a la tica, con detalles rusos y elementos de destino cósmico: La tica y el ruso. El personaje, incluso, se llama Fiódor, como el escritor Dostoevski, y a la personaje la llamaremos "Gloria". Y esos detalles solo se conocen aquí, en estos íntimos Apuntes y Postales.

 

Vivir veintisiete años para contarlos

Hoy se cumplen veintisiete años desde que salí de Costa Rica con rumbo a Arkansas para estudiar en una universidad sureña de la Yunai. Y justamente hoy envié a mi editorial, Lexington Books, la versión final para imprenta de mi libro, Loving Immigrants in America: An Experiential Philosophy of Personal Interaction. El libro consiste en narraciones y reflexiones sobre mis experiencias como inmigrante en la Yunai.  

Yo, para celebrarlo, fui a bailar salsa, cha cha cha, merengue y bolero a Merecumbé Guadalupe. Y esta noche, por primera vez desde que llegué hace una semana a Costa Rica, el cielo nocturno del Valle Central ha estado despejado y he podido saludar de nuevo a la Cruz del Sur.

No sé si es coincidencia o algún plan cósmico, pero nunca olvidaré esta fecha, 12 de julio. A las personas que me acompañan regularmente en estas reflexiones peripatéticas, les comparto mi alegría. ¡Salud!

 

viernes, 7 de julio de 2017

Crónica Urbana: Bienvenida al istmo

Comparto mi más reciente Crónica Urbana en ViceVersa que describe el retorno de hace un año de Nuyork a Costa Rica vía Panamá: Bienvenida al istmo.

Justamente la envié para que saliera publicada el mismo día que viajé esta semana de Nuyork a San José. Esta vez mi vuelo venía de Miami. Entonces nos acercamos al istmo desde el Caribe por la costa nicaragüense. Pasamos prácticamente sobre Bluefields, atravesamos el istmo hacia el suroeste, sobrevolando reservas naturales nicaragüenses y las llanuras del norte costarricense, continuamos hacia el Pacífico Central costarricense, salimos al Golfo de Nicoya, hicimos una maniobra y el avión se adentró de nuevo en territorio tico sobrevolando el cauce del río Grande de Tárcoles, superando montañas hasta aterrizar en el Valle Central. Esta vez me esperaba mi hermana Anto, quien me dio el abrazo de bienvenida. Mi Tata, a esa misma hora, llevaba a mi mamá a su trabajo. La vida familiar continúa y estoy en casa.