Y me expresé no sólo con los movimientos de mi cuerpo sino con mi voz. Siempre bailo en la rumba pero nunca canto. Tiendo a escuchar los llamados del cantor y las respuestas del coro sin unir mi voz.
Sin embargo anoche el Maestro cantor empezó un llamado al cual el coro de rumberos respondía: "¡Adiós soledad!" Se movió mi espíritu y quise cantar también entre amigues, aunque fuera un ratico: ¡Adiós soledad! Me sentí amparado por las voces en coro.
Rumba cubana (Foto: Benedikt_H) |