En el boteco de Zelito, cercano a la playa de Santos en la calle Alexandre Martins, los parroquianos del barrio se acercaron a ver el último partido de cuartos de final. Se conocían entre ellos, se saludaban y se concentraban en el juego. Todos, sin excepción, apoyaban a la Sele Tica. Todos se solidarizaron con un desconocido que apareció de camiseta roja con un 11 en la espalda y que vio todo el partido de pie. Todos aplaudieron a Navas y reconocieron y apoyaron a los 11 ticos que lo dieron todo y más en la cancha de Salvador de Bahía. Todos hablaron bien de Costa Rica, no solo del equipo, sino del país, por lo que han escuchado. Todos quieren visitarnos.
Y estoy seguro que los ticos los recibiríamos tan bien como los brasileños nos recibieron a nosotros. Han sido hospitalarios, generosos, solidarios.
"Gracias. Los esperamos en casa", les dijo el tico al despedirse, antes desconocido y ahora amigo al final de un simple partido de fútbol.
"No os olvidéis de mostrar hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles." --Hebreos 13:2
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