Regresé a Brooklyn con deseos de sentir el frescor del agua y el aliento del bosque. Cada día desde mi regreso he caminado por las orillas del lago y bajo la sombra de los grandes árboles del bosque primario en Prospect Park.
Agua y bosque me han refrescado. Por momentos incluso he sentido, como hoy, el roce de un ángel de la guarda. Creí escuchar su voz. Quizá era la suavidad de la brisa acariciando mi piel y su murmullo al hacer danzar el follaje en el dintel del bosque.
Desierto chihuahuense (Foto: Paco Bulos) |
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