martes, 28 de febrero de 2017

Brumas del Atlántico

Al final de la tarde el viento del sur trajo, hasta el corazón de Brooklyn, las brumas del Atlántico. Poco a poco éstas fueron envolviéndolo todo con su blanquecino aire de misterio. Desde un café en la rotonda del Bartel-Pritchard Square observé cómo las copas sin hojas de los árboles tristes en Prospect Park se borraron poco a poco entre ellas. "¿Será Palas Atenea escondiendo a Ulises dentro de un manto de niebla para protegerlo?", pensé, pues leía la Odisea. Como el intrépido Ulises, mis pensamientos navegaron a través del océano para desembarcar en las costas ibéricas del Atlántico, aquellas costas donde encontraron a mi Divina amiga y a mi Sol lisboeta. Dichosos mis pensamientos que navegaron por entre las atlánticas brumas para llegar hasta ellas.

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