martes, 2 de mayo de 2017

Cosechando abrazos en Bedawi y Farrell's

Mientras en casi todo el mundo se celebraba el Día del Trabajador, en la Yunai todos los asalariados estábamos breteando. "Lo que pasa," bromeaba yo con una amiga por texto, "es que en este país no hay trabajadores. Todos somos capitalistas y ricos entonces el Día del Trabajador no es necesario". En realidad para mí es el feriado más importante del año y sin embargo, irónicamente, no lo puedo celebrar. Pero de las bromas no pasé. Di mis clases con ganas. Resultado: al final del día, mientras regresaba a casa en el B68, me sentía exhausto. 

Creí que sería una noche de lunes silenciosa y solitaria. Y sin embargo la espontaneidad quebró el hado. Me llegó un texto de Niall: "Clare y yo vamos a cenar en Bedawi Cafe con un amigo inglés. ¿Querés venir?" Sí, me apetecía comer el ouzi de pollo con arroz, pasas y almendras servido sobre una ensalada de lechuga, tomate y pepino aderezada con yogurt y limón a la libanesa. Pero más me apetecía encontrarme con mis amigos. Ya me hacía falta verlos. Cuando llegué a Bedawi en Prospect Park West, a medio camino entre su casa y la mía, ya me estaban esperando. A Niall le di un fuerte abrazo. A Clare otro y un besito en el cachete. Ella siempre saluda de beso, supongo que por su época de estudiante en Madrid. Los besitos de Clare me gustan porque curiosamente no solo arrima cachete con cachete sino que me besa el cachete con sus labios. Osea, sí me da un beso. Al amigo inglés le di la mano.

Y luego comimos rico, bebimos una cerveza y tertuliamos. De Bedawi caminamos a Farrell's, una taberna muy patrótica, decorada con banderas gringas por todo lado, y cuyos parroquianos son oficiales de polícia y bomberos. Extraño lugar para que se tomen el zarpe un grabador inglés, un filósodfo tico y un músico irlandés (la maestra brooklyniana se fue a dormir pues se levanta temprano para ir a su escuela). Pero nos recibieron bien el barista y un par de parroquianos muy amigables y conversamos a gusto. 

Eso sí, los extranjeros antes de entrar pactamos no tocar ningún tema político ni social. Hablamos de deportes. Y el inglés me cayó muy bien pues elogió a la sele tica de Brasil 2014. Le conté que estuve en el estadio Mineirão cuando jugamos contra Inglaterra en Belo Horizonte. Pero era tan generoso el muchacho, un alma gentil y suave, que no le conté que en el estadio los ticos y brasileños le cantábamos en coro a los ingleses, eliminados: Na na na na, hey hey hey, good bye! Era demasiado buena gente el muchacho inglés. Nos terminamos la birra, tertuliamos un poco más, salimos de Farrell's, le di un abrazo al corkiano y otro al manchesteriano y me vine a mi cuevita, animado.


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