domingo, 26 de agosto de 2018

Luna oracular

Caminé esta tarde a todo lo largo de Coney Island Beach y Brighton Beach. Gente neoyorquina proveniente de todo el orbe había convergido allí para disfrutar este domingo de verano tardío. Dejé que el sol me calentara y el Atlántico bañara mis pies mientras ambulaba y observaba gente.

Recordé muchos otros momentos felices en ese lugar de convergencia social: a veces disfruté solo, otras veces acompañado por amigues y por un amor que quería nacer.

Me quedé hasta que atardeció y luego salió Luna, plena y hermosa, para brillar sobre el Atlántico. La contemplé y la consideré mi oráculo feliz, anunciándome un año de luz nítida y resplandeciente. 

Luego regresé a casa. Era hora de prepararme. Mañana iniciaré, con mucha energía e ilusión, un nuevo año docente en Brooklyn College. Conoceré a setenta estudiantes en mis tres cursos. Serán nuevas personas en mi vida, ricas en vivencias, con las que podré compartir algunas semanas de reflexión filosófica, literaria y vital. Gracias la Vida porque amo mi labor.

Luna oracular (Foto: S. Cloud)

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