viernes, 31 de agosto de 2018

Respirar aires atlánticos

A veces decaigo un poco. Es parte de la vida peripatética. Pasé semanas en Costa Rica en las cuales me sentí acuerpado y comprendido por mi gente. He llegado a Brooklyn y los malentendidos interpersonales a veces son tan profundos y trágicos que no lográs resolverlos. Dejás de hablar y permitís que el Hado o Fatum dicte el destino que quiera. 

Aún en días como éste, soy consciente de que puedo respirar. Hoy fui a la playa al final de la tarde, caminé descalzo y respiré aires atlánticos. Me sentí vivo. Al atardecer, desde el muelle de Coney Island, di gracias por la playa, el cielo, el mar, el viento, el sol y el aire que respiro, aliento divino.

Atardecer visto desde el muelle de Coney Island

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