jueves, 26 de junio de 2014
Cuando tu equipo habla por vos
Llegás callado, humilde, como tu equipo, al Mundial. Vas a divertirte, a disfrutar de la hospitalidad de los anfitriones sin pretensiones, sin habladurías, sin pensar que sos dueño del mundo. Nadie da una peseta por tu cuadro porque los grandes lo van supuestamente a aplastar. En los medios de prensa ni siquiera se menciona a tu selección; cuando llega al pais do futebol nadie se da cuenta. Así como llegaste vos: apenas unos amigos, los más fieles, te esperan. En la publicidad, pululan los estereotipos de italianos, ingleses, franceses, argentinos, con suerte alemanes y japoneses. Hondureños? Argelinos? Ticos? No se ven. Y sin embargo, tu equipo entra a la cancha mientras vos lo ves por la t.v. con un solo amigo, en privado. Y juega lindo y gana. Ya se habla algo, pero se piensa que fue un partido. Y luego entra a la cancha de nuevo ante otro grande, y vos de nuevo calladito, viendo por t.v. con una familia que te hospeda. Y tu equipo juega bien, controla el partido con criterio, anota lindo, y gana. Y vos estás feliz por dentro y sabés lo que valen tus muchachos y tu gente linda y humilde. Y otro día vas al estadio y ves a tu cuadro plantarse bien, neutralizar a otro ex-campeón, y ganar el grupo de la muerte. Y la torcida local se apunta con tu cuadro y canta "oé oé oé, ticos, ticos" y a los inventores del fútbol les canta "e-li-mi-na-dos". Y salís contento, tranquilo, feliz. No necesitás hablar. Tu equipo, tu gente, habla por vos.
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