martes, 17 de junio de 2014
País pequeño, corazón enorme
La afición futbolera de un país pequeño debe tener un corazón enorme. A veces, debe esperar 60 años para jugar en la Copa del Mundo, y cuando llega, juega, anota, gana y la afición vive intensamente esa alegría. "No hay que llegar primero, hay que saber llegar." A veces la alegría tiene que durarle 12 años, o más, antes de celebrar otra victoria. Pero se mantiene ahí, esperanzada, a veces renegando, pero con el corazón siempre comprometido. El sentimiento es profundo y está arraigado en las entrañas. De repente, un día, su equipo juega bonito y gana de nuevo en el pais do futebol. Entonces la afición sale feliz, visitendo su camiseta, y la saludan los demás, en las calles, en las panaderías, en las tiendas, en los puestos de periódicos y revistas, en los mercados y verdulerías. Le surge una sonrisa y su corazón late más fuerte.
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