El Bar Empanadas es un clásico de la Vila Madalena. Según me contó mi amigo Gélio, fue fundado por argentinos que abrieron una pequeña cuevita donde servían solamente empanadas estilo rioplatense. El espacio estaba decorado con pósters alusivos a clásicos del cine internacional. Las empanadas no son parte del menú brasileño (una empada en Brasil es un pastel en Costa Rica). Pero gustaron, el bar creció, y los empanaderos ampliaron la cuevita. Eventualmente los dueños se fueron pero le vendieron el bar a los empleados de entonces. (Por lo menos esa es la leyenda, ojalá sea cierta). Y el Empanadas ha seguido pegando y creciendo. Como el lugar tiene historia o leyenda solidaria y democrática, es un buen punto para ver fútbol de la Copa. Hoy se veían grupos de mexicanos y chilenos entre los parroquianos brasileños. Como está en la calle Wisard, escondida entre las principales, Fradique y Mourato, no aparecen molotes de aficionados. Hasta el momento todos los equipos latinoamericanos han ganado, y la torcida americana estaba contenta. Las empanadas de palmito y de carne (que el cantinero distraído, celebrando un gol chileno, me sirvió por error) estaban ricas, como siempre.
Después, un torcedor latinoamericanista decidió regresar a casa de sus amigos en bus, no en taxi. “Decisiones, todo cuesta” canta Rubén Blades. Al bajar del bus se distrajo en sus pensamientos. En una esquina oscura, a media cuadra de casa, lo alcanzaron por detrás y lo asaltaron: que si no entregaba las cosas, iba a “levar bala”. No le robaron gran cosa, ni siquiera se asustó, nada más les dio las pocas cosas que andaba: un salveque viejo con un cuaderno de apuntes, la novela Agua Viva de Clarice Lispector y un periódico del día; una billetera casi vacía; y un reloj barato. Pero tampoco sintió mucha hermandad latinoamericana al explicar en portugués con acento español que era extranjero y de nada les servía el documento de identidad. Igual se lo llevaron. Sintió pena al ver la rabia en la mirada de uno que lo agredía. De todos modos, para sus adentros se declaró pro fraternidad latinoamericana, ojalá cada vez con más justicia social.
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