martes, 29 de agosto de 2017

Crónica Urbana: Juan Pa erguido como un espavel

La metáfora para esta crónica, "Juan Pa erguido como un espavel", me la inspiró la fotografía de C.T. que acompaña el texto en ViceVersa. Y la colaboración me regaló una linda amistad con esta fotógrafa puertorriqueña y con su enamorado, el DJ Tres Dos. Además fortaleció mi amistad con Juan Pa, quien tanto me ha inspirado y tanto bienestar me ha regalado.

lunes, 21 de agosto de 2017

Caminata impresionista por Antigua

Largas tapias blancas con techitos de teja. Calles empedradas. Coloridos frentes de casas coloniales con grandes puertas de madera reforzadas con marcos de hierro. Ventanales y verjas de hierro forjado o madera torneada. Enormes faroles de hierro y cristal cuya luz amarilla ilumina las calles taciturnas. Plaza central rodeada de catedral, ayuntamiento y antiguas casas convertidas en tiendas y cafés. Mujeres mayas con sus vestimentas tradicionales de tejidos coloridos. Hombres mayas indistinguibles de los ladinos pues ya visten igual. Mujeres mestizas indistinguibles de las "blancas" excepto por la clase social. Iglesias en ruinas. Al sur, el colosal Volcán de Agua. Sobre éste, en noche despejada, la Cruz del Sur. 

Atisbo todo esto mientras camino acompañado de mi mamá, filósofa mística que siente el espíritu sus ancestros españoles e indígenas, y de mi abuelita Dorita, dama elegante y prudente, quien caminó por estas mismas calles y plazas junto con su hermana Estrella y hoy ha vuelto a recorrerlas en mi mente y corazón.

sábado, 19 de agosto de 2017

Corazón de Atitlán

Ayer el Lago de Atitlán amaneció sereno y suave. Bajo la luz del alba parecía un papel celofán plateado y liso, con levísimos pliegues en la medianía. A media mañana, mientras lo navegábamos, nos mecía su tranquilo oleaje y lucía de color esmeralda. A media tarde aún parecía esmeralda líquida pero el embate del oleaje nos resistía. Al atardecer se mostraba azul y rizado y el incesante oleaje besaba y lamía la orilla. Ya en la penumbra su superficie lucía concavidades de ónice y convexidades de ámbar. Por la noche continuaba impetuoso pero se fue serenando y amaneció sereno y plateado de nuevo. Es como un corazón que late en medio de montañas y volcanes. Y a veces así es mi corazón en el transcurso de un día.

viernes, 18 de agosto de 2017

Contemplar Guatemala

Hace una bellísima tarde a orillas del Lago de Atitlán. Se escuchan las risas de los niños cakchiqueles nadando y el romper de levísimas olas en la playita. Al otro lado del azul lago se levantan tres volcanes: el San Pedro, el Tolimán y el Atitlán. La luz es suave. Y yo solo quiero contemplar y guardar silencio. Llevamos tres días en Guatemala y aún no sé qué escribir. No sé por qué demoré tanto en venir. Mi primer amigo en Arkansas fue chapín. Rigoberta Menchú una vez me miró a los ojos ye dijo: -No te olvidés de Centroamérica que te necesita-. Y hemos visitado lugares donde estuvo abuelita Dorita varias veces. Es como si la sintiera presente. Solo puedo contemplar.

jueves, 17 de agosto de 2017

El calor de Managua

Por razones inusitadas nuestro vuelo Managua-Guatemala se atrasa doce horas: en Panamá la arrivada masiva de aves migratorias ha inhabilitado el aeropuerto de Tocumen y con ello gran parte de las conexiones aéreas centroamericanas están despapayadas. Hay que transformar el contratiempo en oportunidad. Aprovechamos para observar y sentir Managua lo más posible. Destaco el calor. Por un lado, es una ciudad del Pacífico seco americano sin duda: sol fuerte, temperatur elevada, vegetación tropical seca tal como un gigantesco árbol de guanacaste que me embelesa y cuya sombra disfruto. Por otro lado, topamos con gente cálida como la vendedora de un puesto de artesanías y productos nicaragüenses. Para mí agradable sorpresa, destacan en el puesto muchísimos libros de autores nicaragüenses. Y más agradable aún es escuchar a la vendedora, una señora morena y bajita, que bien podría ser chorotega, hablar con propiedad y fundamento de asidua lectora sobre autores como Sergio Ramírez y Gioconda Belli. De hecho comenta con mi mamá uno por uno los libros de Belli y le ayuda a seleccionar uno, La mujer habitada, sobre mujeres que se liberan. Yo compré un librito infantil, sobre la luna y las estrellas, de Katia Cardenal. Así nos llevamos de Nicaragua un poquito de sus letras y algo más de su calor tropical y humano.

Nicaragua: Dos lagos desde el aire

Martes. Iniciamos nuestro viaje. El primer vuelo es San José -Managua. Al sobrevolar el Lago de Nicaragua nos asombra su inmensidad visto desde el aire. En una orilla vemos molinos de viento que quizá anuncian una aventura quijotesca. Luego al descender sobrevolamos también el Lago de Managua, más pequeño pero también impresionante, un espejo líquido de tonos azulados rodeado de verde tropical. Dos lagos como dos ojos que miran azorados al cielo. ¿Agradecen? ¿Imploran? ¿Sonríen? ¿Lloran? Quizá reflejan el ánimo de quien los mira e interpreta. A mí me ha parecido que se maravillan de ser parte de esta bella América Central.

domingo, 13 de agosto de 2017

En Playa Blanca de Punta Leona

A pesar del día nublado y los aguaceritos pasajeros, nos pasamos horas de horas en playa Blanca. Nos invitó, a mis papás y a mí, mi tío W y estaba toda su familia. Mi prima P fungió como natural anfitriona. Le nace cuidar y atender. W, por su cuenta, nos entretuvo contandonos historias y anécdotas suyas. "Yo soy vivo, no soy tonto, pero a veces soy idiota", dice y procede a explicar las veces que por cariño le dejó pasar varas a un amigo hasta que se le montó. Pero lo contó riéndose de sí mismo. Luego recuerda los consejos de su papá, mi abuelito Hernán, y se emociona y le brotan lágrimas. Entonces mi mamá dice: -Es que Papá tenía una sabiduría natural -. Es cierto, salió adelante solo y sacó adelante a su mamá y hermanos menores desde que quedó huérfano en su adolescencia.

 Y así continúa la conversación mientras rompen suaves las olas y los monos cariblancos acechan en las ramas de los almendros para robar comida de las mesas de almuerzo de los bañistas. En la nuestra hay tortillas de maíz palmeadas, frijoles molidos, picadillo de papa, atún arreglado, aguacate con limón, mejillones. Surtida y abundante. 

Como es lo normal en los ticos, estamos todos juntos en pelota casi todo el rato. Y a mí me agrada este día en familia. Igual saco un rato para ir solo a explorar las piedras, caminar por la playa hasta la punta, escuchar el romper de las olas contra las rocas y observar los matices verduzcos y grisáceos del mar. 

Pero regreso pronto. Este es un día para estar en familia. Es un pequeño placer que se me da poco. Hay que disfrutarlo cuando se me presenta.

jueves, 10 de agosto de 2017

Fiestica en la cuevita

Se suponía que después de la charla en la UCR, la cena en la marisquería El Caracol con el profe Luis Camacho y un ratico mirando videos de escenas de mis películas favoritas en la sala de cine de mi cuevita, me iría a dormir. Pero me dieron ganas de hacer una fiesta. La propició la escena de baile de Pulp Fiction. Y la comenzamos mis cinco sentidos y yo. Después Maya llegó curiosa a ver qué era el jolgorio con la música de madrugada. Era una fiesta. Se quedó un rato. ¿Qué pensaría? Yo no sé, pero movió la colita. Igual que yo.

 

miércoles, 9 de agosto de 2017

Crónica Urbana: Plegaria por dos josefinos angustiados

Comparto mi crónica urbana de hoy en ViceVersa, titulada "Plegaria por dos josefinos angustiados". Es en realidad una oración de petición por todas las personas que anhelan trabajar con dignidad y de agradecimiento a la Vida por todos los que en este momento trabajamos con alegría y vitalidad.

miércoles, 2 de agosto de 2017

Un almuerzo familiar

Esta vida peripatética a veces me lleva y me trae más de lo que yo espero. Pensé al llegar a Costa Rica a principios de julio, por ejemplo, que estaría acá hasta fines de agosto. Pero tuve que hacer un viaje relámpago de cinco días a Brooklyn por cuestiones de trabajo y, para peores, burocráticas y no filosóficas. Trabajé mucho. Pero el viaje me dio la oportunidad de tomar un cafecito en L'Albero dei Gelati con Tami-san, caminar por un rato por Prospect Park con M, mi amiga bengalí, para ponernos al día y encontrarme con un ramo de lirios frescos.

Anoche aterricé, exhausto y con el oído un poco inflamado, en el Santamaría. Me recibío mi Tata. Me abrazó como siempre y me trajo a casa por segunda vez en menos de un mes. Y hoy almorzamos todos en familia. Un almuerzo en apariencia simple pero preparado con esmero por mi mamá: ensalada variada y abundante, arroz con zanahoria, frijoles negros, tortillas de maíz, atún a la plancha con semillas de ajonjolí negro y plátano maduro horneado. Pero después de cinco días de mi comida insulsa en Brooklyn, ¡me supo tan rico! 

Y aunque Anto, Xinia y mi papá hablaban cada uno de un tema distinto mientras mi mamá escuchaba y yo la observaba y trataba de seguir el hilo de los tres al mismo tiempo, sentí tanta armonía que agradecí la breve partida para poder vivir este sencillo y cotidiano regreso.