lunes, 21 de agosto de 2017

Caminata impresionista por Antigua

Largas tapias blancas con techitos de teja. Calles empedradas. Coloridos frentes de casas coloniales con grandes puertas de madera reforzadas con marcos de hierro. Ventanales y verjas de hierro forjado o madera torneada. Enormes faroles de hierro y cristal cuya luz amarilla ilumina las calles taciturnas. Plaza central rodeada de catedral, ayuntamiento y antiguas casas convertidas en tiendas y cafés. Mujeres mayas con sus vestimentas tradicionales de tejidos coloridos. Hombres mayas indistinguibles de los ladinos pues ya visten igual. Mujeres mestizas indistinguibles de las "blancas" excepto por la clase social. Iglesias en ruinas. Al sur, el colosal Volcán de Agua. Sobre éste, en noche despejada, la Cruz del Sur. 

Atisbo todo esto mientras camino acompañado de mi mamá, filósofa mística que siente el espíritu sus ancestros españoles e indígenas, y de mi abuelita Dorita, dama elegante y prudente, quien caminó por estas mismas calles y plazas junto con su hermana Estrella y hoy ha vuelto a recorrerlas en mi mente y corazón.

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