domingo, 29 de octubre de 2017

Agradecer la tormenta

A pesar de la tormenta fui nadar. Cuando anocheció parecía que cejaba un poco la lluvia y decidí ir a la piscina. Me sentí liviano en el agua y luego me relajé con baño de vapor. Pero al salir del YMCA el aguacero había arreciado y el viento soplaba fuerte, desprendiendo hojas de los árboles y causando una lluvia casi horizontal. Me empapé más caminando de regreso a casa que en la piscina. 

Y sin embargo agradecí la tormenta: el viento en la cara, las gotas de lluvia en la piel. Estoy vivo y puedo sentir, como sentí, en días recientes, el sol en mi piel y presencié el esplendor incendiario del otoño neoyorquino. 

La experiencia me recuerda, además, que he pasado rudas tormentas pero siempre ha llegado la calma de nuevo, como plácida tarde otoñal.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario