sábado, 21 de octubre de 2017

Un poco de calma

Han sido muchas semanas difíciles para mi gente: huracanes en Houston, Florida y el Caribe, terremotos en México, tormenta tropical en Costa Rica y Nicaragua. A principios de esta semana, para rematar, me escribió la Divina desde Vigo contándome sobre los terribles incendios forestales en Galicia y Portugal. Ella estaba en casa encerrada por el humarascal que agobiaba a Vigo. Y el mismo huracán Ofelia que azuzaba los incendios forestales con sus vientos, luego azotó el oeste de Irlanda, donde tengo gente muy querida en Cork, Crosshaven y Bandon, familia y vecinos de los Connolly.

Gracias a la Vida toda mi gente amada está a salvo en todos lados. Pero ya se necesita un poco de calma. 

Este fin de semana, parece, ha llegado esa calma. Ayer mi Jardinero Fiel me escribió desde San José. Me contó que en mi jardín florecen rosas amarillas y ya despuntan más botones. La orquídea ha brotado una nueva rama con múltiples botones. Pronto florecerán mis chicas raras y salvajes, como me gustan a mí. Y en la enredadera se han abierto varias pasifloras rojas.

Y hoy acá, en Brooklyn, hace un día de otoño bellísimo: cielo límpido, sol radiante, aire fresco. Ahora escribo y dentro de un rato iré a disfrutar una jarra de cerveza con Niall en la terraza del Adirondack, un bar aquí en nuestro barrio. Poco más.

Bienvenida la calma. ¡Salud!

Orquídea fotografiada por mi Jardinero Fiel

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