Macabea, la protagonista de A Hora da Estrela, es una muchacha alagoana, emigrada a Río de Janeiro, que por su sencillez parece insignificante. Vive como si no existiese para los demás. Y sin embargo tiene el impulso vital, un tanto inconsciente, de quien espera un día tener esperanza: "Oyó en Radio Reloj que había siete millardos de personas en el mundo. Ella se sentía perdida. Pero con la tendencia que tenía a ser feliz, pronto se consoló: había siete millardos de personas para ayudarle".
Cuando leo esta oración bajo la sombra de mi cedro en Prospect Park, me detengo a ponderarla. Serían siete millardos de personas de la guarda. Entonces pienso en tantas personas-ángel que he tenido en mi vida. Una de ellas nació en Chile hoy hace algunos años. De niña emigró a Costa Rica con su familia y, felizmente para mí, cuando ingresé a la secundaria me estaba esperando para adoptarme como su hermanito. En el cole me "chineaba" y me ofrecía su amistad porque sí, porque le nacía. Desde entonces me ha seguido cuidando, en la presencia o en su corazón.
Gracias. Como canta tu paisana: "Gracias a la Vida, que me ha dado tanto". Felicidades.
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