Una alegría que florece, otra alegría que nace |
jueves, 22 de febrero de 2018
L cuidando y bailando
L se nos fue. Cuando me llegó el mensaje, ni siquiera entendí que era ella quien había fallecido. Era inconcebible. Demasiado joven, vital, alegre. La semana anterior nos escribimos y ella estaba en la playa. "¿Cuál L?", pregunté, pensando que sería otra persona, otra L a quien yo no conocía. Leí la respuesta: nuestra prima L. Sentí el golpe. Y no dije nada a nadie. ¿A quién? ¿Para qué? Yo estaba en el campus, en medio de los quehaceres diarios. Terminé las labores del día. Luego visité el lago, como siempre. Guardé silencio frente a sus aguas. Ahora, en la quietud de la noche y la paz de mi soledad, pienso en ella. Amó a nuestros bisabuelos, Manuel y Cristina. Amó a toda nuestra familia. Nos "chineó" (mimó) y nos atendió a todos siempre que pudo. Quiso mucho a mi abuela Luz. Cuidó a sus hijos e hijas. Bailó mucho, siempre con alegría. La recordaré así: cuidando, bailando.
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