--Quiero ver Brooklyn através de tus ojos, me respondió.
Era de noche y llovía.
--Vamos a la noche de cantautores en Fawkner--le sugerí. --La organiza mi amigo Niall Connolly. Te va a gustar.
Nos bajamos del tren F en la estación de Bergen Street, en el barrio de Boerum Hill, subimos a la calle Smith y corrimos hasta Fawkner para no mojarnos mucho.
Cuando entramos al bar, Warren Malone cantaba con su voz aguda y cálida una pieza nueva que quizá aparezca en el nuevo álbum que está grabando. Algo parece sangrar en su corazón pero responde con ironía, como en "Love is Such a Monster". Es un inglés sentimental y luchador.
Niall ya había tocado y escuchaba. Me alegró verlo pues hemos tenido pocas chances en los últimos tres meses. Lo abracé y se lo presenté a la guría. Se nos unió Dee. Ali ya estaba entre la gente. Escuchamos todos juntos la sucesión de cantautores.
Más que ver Brooklyn através de mis ojos quise que la guría al menos escuchara un poco de Brooklyn através de mis oídos. Disfrutó y se llevó sonidos irlandeses, ingleses y brooklynianos consigo a Florianópolis.
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