Aunque yo continúe diciendo mis oraciones amorosas en silencio, anoche quería alegría. ¿Entonces qué mejor que ir a bailar al ritmo de mis amigos boricuas y colombianos de Yotoco? Ellos me han alegrado la vida desde las noches solitarias del otoño del 2015. Y desde entonces he ido conociendo su música y forjando una bonita amistad con ellos. Entonces anoche salí de casa, atravesé Prospect Park desde Windsor Terrace hasta Lefferts - Prospect Gardens, escuchando el canto de los grillos en la oscuridad, y llegué a la nueva casa de música The Owl Music Parlor para escuchar a mi banda brooklyniana-latinoamericana favorita.
Al llegar me encontré con Sebastián el paisa, Nato la cantante caleña, Gabo el conguero boricua y Gio su coterráneo cuatrero. Nos regalaron un concierto alegre para bailar y gozar - una sabrosería, como se titula una de sus cumbias deliciosas pa' bailar. Me lancé a la pista con Ana, la enamorada de Gio, K, la novia de Gabo y mi compañera de todos los bailes de Yotoco, E, nuestra nueva amiga chilanga, Luis y Gabi, los boricuas, D, bailarina, G-C, el filósofo vendedor de vinos, y muchos más. Nos faltaron C, la fotógrafa boricua, y R, el DJ Tres Dos. Pero me encontré a Ian, un compa filósofo que nunca había visto en un baile de Yotoco. Y todos bailamos. Cantamos. Gozamos.
Después del baile rematamos comiendo tacos todos juntos en Oaxaca - no el estado mexicano que añoro conocer, sino en la taquería. Pero igual me imaginé que estaba en México con toda mi gente latinoamericana y me sentí feliz.
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