viernes, 20 de enero de 2017

Tertulias de madrugada.

Se me ha pasado la mano un poco esta semana. El miércoles invité a Jahel y a Xinia a comer y jugar scrabble en mi apartamento.  De repente apareció por whatsapp Antonio, un amigo actor y le dije que viniera. Se apuntó. Primero llegó Jahel de ensayo en el teatro Melico Salazar. Al rato Xinia llegó de su casa y cuando llevábamos ya buen ritmo de tertulia se nos sumó Antonio. Él actuó con Jahel en Panorama desde el puente el año pasado. Ahora está actuando en La isla de los hombres solos, una adaptación al teatro de la novela de José León Sánchez. Yo vi la obra el domingo con Héctor, el chilango, pero no conversé con Antonio después de la función. Resultó además que la novela La isla... es la favorita de Xinia. Ella nos contó porqué. De ahí en más, la tertulia aderezada con frijolitos molidos, yuquitas, ensalada, arroz, zapallo y corvina estuvo tan sabrosa que se extendió hasta la madrugada. La refrescamos además con Pilsen, Bavaria negra e Imperial. Yo paré a tiempo porque luego manejaría por las calles desiertas de San José para dejar a mis amigos en sus casas. De regreso escuchaba salsas con letras de despechados y celebré que yo ando alegre conviviendo con gente legal.

Trasnoché pero el jueves trabajé normalmente. Escribí y leí y por la noche salí al Pollo Cervecero de Pavas a encontrarme con los compas del cole, los de la secundaria en el Monterrey, no los de la primaria en la México. Excepto por Andreína, no los veía hace cuatro años. Las chicas, Yami y Rebe, son centradas pero los muchachos son unos bichitos. Y las cosas que cuentan son rajadas pero dan mucha risa. Yami, quien es triatleta y maratonista, explicó los tiempos mínimos de clasificación a eventos. Al rato I. dijo que a su lance no nos la presenta porque "no está cumpliendo con los tiempos mínimos". Pero estoy seguro que ella piensa que sí, y que es la novia, porque I. guarda en su teléfono los números de las otras chavalas con las que sale con nombre falso de hombre para disimular por si le leen el teléfono. No te digo... Además, trabaja para una multinacional y viaja por toda Latinoamérica echando cuentos. A. tiene otro estilo: es un bichito con cara de pan dulce. Seduce, hace lo suyo y se escurre suavemente. Pero nunca promete noviazgos al menos. Hay una escena de la película Diarios de motocicleta en la que el Che le dice a Granado que le da pavor saber que su amigo es el embajador sexual de la Argentina. Hago mías sus palabras. Pero las chicas los escuchan riéndose incrédulas. Los regañan riéndose y negando con la cabeza al mismo tiempo. Con ellas son buenos amigos. Qué se yo.

Yo escucho y observo y se me ocurren personajes de novelas que nunca escribiré. Es curioso: si vos escuchás atentamente sin asentir ni disentir, la gente piensa que estás de acuerdo con lo que dice. Entonces se anima y se revela más. Eso hago en tales casos. Pero bueno, también se habla de la vida, de la familia y de lo divino y lo profano. Una chica está embarazada, otra se separó después de más de veinte años, otra está alegre y en paz, solterita y libre. Y así me dio la segunda madrugada tertuliando.

A fin de cuentas, tengo mucha más afinidad con X y los actores que con mis excompas. Pero a todos uno los quiere.

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