jueves, 26 de enero de 2017

Una historia de amor y una fiesta familiar

Manuel Quirós, de Aguacaliente de Cartago, se casó con Cristina Loaiza, de Cartago, supongo que por allá de 1920 o un poco después. ¿Cómo se conocieron? ¿Cómo se enamoraron? 

Él era uno de la docena de hijos de Julián Quirós y ña Chepa Rojas (¿Josefa?), creció en una finca familiar donde sus labores eran agrícolas, y eran evidentes sus rasgos de origen indígena, Yo diría que era un gran huetar. Manuel era inteligente. Un maestro intentó persuadir a don Julián de que le permitiera estudiar derecho. Pero el patriarca de los Quirós quería a su hijo trabajando en la finca. 

Cristina, por su parte, era mujer mestiza, hija de un hijo de gamonal criollo y de Ángelica Loiaza, Mita, también de rasgos indígenas. El joven ricachón no dio su apellido a Cristina, pero sí ayudó a Mita para que la criara con un hermano y una hermana más. (Cuánto la "ayudó" el joven es cuestionable porque Mita era la empleada de sus padres, pero así eran las cosas). Así, Cristina creció en la antigua capital de Costa Rica. 

Algunos dirían que ella era de mucha alcurnia para él, según los estándares sociales del conservadurismo tico. Pero por dicha se casaron y Cristina se fue a vivir con Manuel en casa de la familia de ñor Julián  y ña Chepa  en Aguacaliente. Pero el destino de la pareja sería otro. Algún hermano de Manuel envidiaba las preferencias de ña Chepa para con Cristina, señora de la capital. Un familiar de Manuel que vivía en San José le dijo: --Venite que ya te tengo trabajo--. Lo del trabajo era mentira pero sirvió de anzuelo: Manuel y Cristina se fueron para San José.

En San Francisco de Calle Blancos tuvieron y criaron siete hijos: Daisy, Miguel, Carmen, Luis, Luz, Nelly y Lilí. Además dieron hospitalidad y cariño, e incluso criaron, a varios niños más. Luz es mi abuela.

Manuel Quirós trabajaba en los talleres de Obras Públicas de primera mitad del siglo XX. Además tenía ingenio e inteligencia de ingeniero. Simplemente observando una rueda de Chicago importada de la Yunai, él mismo diseñó y construyó la primera rueda de Chicago hecha en Costa Rica. La llevaba a todos los turnos que se hacían en los pueblos del Valle Central y más allá, hacia el Caribe, a Turrialba y Limón. Las hijas vendían los boletos, los hijos ayudaban a Manuel en la operación mecánica de la rueda. Cuando había mucha fila, reducían las vueltas de la rueda por boleto. Pero era generoso: a los chiquillos que no podían pagar, los "clavos", los dejaba montarse gratis al principio del día. Cada vez que paraba la rueda se tiraban un mechazo de guaro. (Cuando mi abuela Luz me cuenta esos detalles se ríe). 

Manuel abrió además una pulpería y cantina en San Francisco. La atendían sus hijas. Al frente vendían abarrotes y al fondo le servían a los señores que pasaban por un traguito de guaro.  Prosperó la pareja. Manuel y Cristina fueron generosos y amorosos. 

Yo recuerdo la casa de mis abuelitos Manuel y Cristina. Era de madera, de frente angosto pero largo fondo, con varios dormitorios a lo largo de un corredor interno que desembocaba un salón comedor amplísimo. Por unas escaleras cortas se subía a la enorme cocina al fondo, antes del patio. Al fondo del patio, estaba el taller de mi bisabuelo. Manuel era alto, moreno, de cara ancha, orejas enormes, paradas y peludas. Toleraba mi presencia en su taller y sonreía. ¿Qué pensaría de mí, aquel niño inquieto, blanquito, rubio, ojos claros, juguetón? Cristina era pequeñita, menudita, de nariz fina, cabello rizado, ojos dulces, sonrisa tierna. Les encantaba recibir gente. En el gran salón comedor armaron muchos bailes y se festejaron su matrimonio muchos vecinos que pedían la casa. Bailaban mucho mis bisabuelos. Eran alegres.

Yo era niño de escuela cuando fallecieron. Los quería pero no sentí tristeza. Sí percibí la tristeza de los que me rodeaban, como mi prima Laura. Mi mamá y hermanas heredaron algún recuerdo material de Cristina, un dije, una cadenita. Yo, de mi bisabuelo Manuel, heredé un sombrero estilo vaquero y el libro de aritmética que él uso para estudiar. Ese libro está en mi biblioteca aquí mismo, en mi apartamento guadalupano: Aritmética: Curso medio con cálculo mental y numerosos ejercicios por G.M. Bruño. Edición para el Occidente Colombiano de Félix de Bedout e Hijos. No tiene fecha de publicación. La solapa está firmada, de su letra y mano, en tinta negra de pluma, por Manuel Quirós R. Es mi libro más valioso. Con él aprendió aritmética un gran ingeniero, sin diploma pero con toda la creatividad e inteligencia de un maestro diseñador y constructor.

Pero lo más importante es que, según yo los recuerdo, eran personas felices y una pareja feliz. En vida tuvieron hijos, hijas, nietos, nietas, bisnietos, bisnietas. 

El sábado pasado, muchos de sus descendientes, la gran familia Quirós, nos reunimos en el rancho La Hermosa, en Orotina de Alajuela, para hacer una fiesta. Bailamos con un conjunto, luego con mi tío Hernán como disk jockey, y luego con mi primo Allan como cantante salsero, merenguero y cumbiero, acompañado en dúos por Ramirillo o Hernán. En la última fase de la fiesta, cantamos karaoke. Reímos. Ya había incluso tataranietos y una tatara-tataranieta de Manuel y Cristina. A algunos los conocía y a otros no. Pero la pasamos pura vida.

García Márquez crearía una saga familiar de todas las generaciones presentes en la fiesta porque los Quirós no se les quedan atrás a los Buendía en historias dignas de ser contadas. Yo no soy novelista. Soy un tipo familiero y aspirante a bailarín. Quisiera ser poeta pero me quedé en filósofo. Lo que sé, y puedo dar mi fe y mi testimonio, es que hay toda una familia alegre y bailarina que se reunió a disfrutar y que encuentra su origen en los amoríos cartagineses de Manuel y Cristina.  


5 comentarios:

  1. Awww qué bonito! Qué lástima que no pude asistir a la fiesta, me hubiera encantado verlos a todos. Saludos Daniel!

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  2. Que preciosa historia Daniel, muchas gracias por tan inspirador y emotivo relato. Un gran abrazo!!

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  3. Muy bueno, muy buen resumen. Sólo para aportar un dato, mi mamá Daisy nació el 7 de julio de 1920 por lo tanto no creo que la pareja de Manuel y Cristina se hayan casado en ese año. Probablemente u poco antes.

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  4. Muy bueno, muy buen resumen. Sólo para aportar un dato, mi mamá Daisy nació el 7 de julio de 1920 por lo tanto no creo que la pareja de Manuel y Cristina se hayan casado en ese año. Probablemente u poco antes.

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