Hace tiempo quiero visitar Colombia. Hay gente querida que quisiera ver. Ayer al menos la vi desde el aire. En el trayecto de Panamá a Río de Janeiro la sobrevolamos.
Me deleitaron las filas de montañas verdeazuladas de la cordillera, sus cumbres semicubiertas de nubes, al suroeste de Bogotá.
Me alegré pensando en mi gente amada en sus valles.
Y me embelesaron los ríos amazónicos serpenteando entre la oscurísima selva. El sol se ponía y los ríos se teñían de dorado y naranja como el cielo.
Nunca olvidaré la vista de esos ríos dorados. Me sugieren nuestro origen y nuestro destino en un TODO apacible, fluído y resplandeciente. Son ahora parte de mi ser.
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