Me levanté tranquilo, desayuné, seleccioné mis lecturas y cuadernos de trabajo del día y salí. De nuevo el otoño nos regalaba una mañana esplendorosa, de cielos límpidos, brisas frescas y sol tibio. Caminé por calle 17 en dirección noroeste, hacia la escuela del barrio. De camino vi que las hiedras que trepan las fachadas de ladrillo de algunas casas ya visten un color más vino tinto que ocre y las hojitas de los cerezos se han tornado amarillas. El otoño avanza.
Llegué a la escuelita. En la sala de ingreso había varias mesas de ventas o bake sales: alumnas y alumnos con sus mamás aprovechaban el día de elecciones para vender quequitos, brownies y otros dulces horneados para recaudar fondos para los clubes estudiantiles. Adentro estaban las mesas y urnas electorales. Había fila. Hice los trámites y voté.
Salí, fui a la U, y me aboqué a lo mío: a leer los textos para las clases de mañana, sacar apuntes, resumir ideas, planear discusiones y revisar algunos trabajos de mis estudiantes.
Uno de los textos que leí era "Newer Ideals of Peace" de Jane Addams, la filósofa estadounidense que ganó el Premio Nobel de la Paz en 1931. En el ensayo, de 1906, argumentaba que las masas de inmigrantes europeos que en aquella época llegaban a ciudades estadounidenses como Chicago, donde ella era activista social, estaban creando una cultura urbana y obrera cosmopolita que traería consigo nuevos valores de cooperación, solidaridad, justicial social y paz internacional y acabaría con el belicismo nacionalista. Ella percibía esa posibilidad en su contacto diario con inmigrantes en las escuelas, talleres, clínicas y casas de hospedaje que ella ayudaba a organizar.
Fue demasiado optimista en cuanto a la inmediatez del progreso. El siglo XX no fue pacífico y cosmopolita. Y sin embargo, sí comparto su idea de que la solidaridad, la paz, la cooperación, la justicia, se cultivan poco a poco, día a día, entre gente común que construye relaciones de buena vecindad y busca resolver sus problemas en común. El progreso es lento, complicado, arduo. Y puede haber retrocesos, incluso aparatosos. Pero las personas buscan la justicia, intentan descubrirla, experimentan con formas de cultivarla.
Ha sido una lectura oportuna. Hoy presté poca atención a las ansiedades electorales de mis vecinos y colegas. Lo mejor que podía hacer era preparame para servir: dar mis clases con cuidado, ofrecerle a mis alumnos la misma libertad de pensamiento que exijo para mí, ser buen vecino, escribir con sinceridad y ahínco.
Parece que se vienen años de resistencia en la Yunai. Habrá que apoyar movimientos sociales como los de cuidado y apoyo a los inmigrantes. Y habrá que resistir lo que requiera resistencia, como las amenazas a los musulmanes por su fe. Se resistirá la injusticia y se cultivará la justicia, día a día, conversación por conversación, acción por acción, con espíritu de resiliencia amorosa.
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