domingo, 6 de noviembre de 2016
Vivir en un sueño de la chica inquieta
Me despierta la luz matinal. Siento el pecho apretado. Pero no es gripe, es algo de soledad. Hay silencio. Es domingo y el barrio está calladito. Me levanto y subo las persianas. El cielo está completamente despejado, el azul intenso. La luz dorada le da brillo al amarillo pálido de las hojas del plátano de sombra. En eso vibra mi teléfono. "¿Un texto a las 7 am?" Lo leo. Es de la chica inquieta. Me ha escrito desde Texas: "I miss you". Le respondo que también me hace falta y qué buena manera de empezar el domingo. Me envía otro texto: "You came to hang out with me in my dream last night. Not sure where we were, but it was cold and we laughed a lot". Me hubiera gustado ir a buscarla para salir un rato juntos, como en su sueño, y habernos reído mucho, aunque hiciera frío. Me halaga, también, haber vivido en un sueño suyo. Me hace bien saberlo. Ya se me relajó el pecho. Le envío un corazón por texto, uno muy rojo que contraste con el azul del cielo y el dorado de las hojas en la luz matinal.
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