viernes, 4 de noviembre de 2016

Dale la mano a tu amigo, abrazá a tu hermana

Trabajé con ganas todo el día. El incentivo era poder ir por la noche a Fawkner, un bar en el barrio Boerum Hill, a escuchar música en el Song Club, una noche de cantautores del BigCity Folk. Sabía que encontraría amigos y me sentiría bien. Cuando vivís solo en esta ciudad de ocho millones de corazones, hace falta sonreír al ver a tus amigos, estrechar manos, dar abrazos, saludar de beso, conversar un poco, escuchar juntos, sentir en la piel, con el tacto, que estás acompañado. Y así fue. Cuando llegué, una muchacha joven cantaba una de sus piezas. Entre la gente, saludé a Anthony Mulcahy, amigo irlandes del dúo Those Sensible Shoes, y le di un abrazo a Clare y otro a Niall.

Clare se marchó casi de inmediato, pues daría clases temprano. Pero la acompañé hasta la salida y me contó que su tía, Nancy, falleció la semana pasada. Lo sentí. Una vez, con Clare y su mamá, Marge, había visitado a Nancy en el hogar de ancianos donde vivía. Fue una experiencia triste, pues el ambiente estaba cargado de soledad. Nancy se esforzaba por conversar, pero la demencia ya la asechaba. Le costaba expresarse. - It gets so crowded in here -, dijo, señalándose la cabeza. Quería decir que había tanta bulla en su mente que no le salían los pensamientos. Y aunque Marge se venía preparando para este momento, Clare me dijo que le es duro pensar que ya murió su última hermana. Claro. Marge visitaba a Nancy todos los días, aunque ya no pudieran conversar. Abracé a Clare, le envié pésames a Marge y regresé a escuchar, pensativo.

En eso llegó Cal, nuestra amiga en común, que por un par de minutos apenas no vio a Clare. Llego con un muchacho simpático y se le veía relajada y contenta.  Conversamos un poquito y me contó que en la residencia de escritores en Ithaca donde estuvo un par de semanas escribió tranquila y la pasó bien. Me alegré por ella. Como tantas otras almas sensibles y artísticas, la suya a veces tiende a la tristeza. Pero pasa por una época de bienestar.

Pronto empezó a tocar el dúo August Wells, el principal grupo de la noche. Escuchamos con toda atención: un teclado, una guitarra, melodías taciturnas y letras  que cuentan con lirismo las historias de personas sencillas que luchan y se esfuerzan por vivir lo mejor que pueden, salir adelante a pesar de las soledades, las dificultades, los momentos de desfallecimiento. Pensé en Nancy. Pensé en Marge. Me alegré por Cal, sentada a mi lado derecho.

Y me gustó tanto el dúo irlandés, que compré uno de sus álbumes, el que trae la pieza "Here in the Wild":

    Here in the wild
    under blue skies
    time doesn't try to pass me by
    here in the wild

Escuché la historia de Lucy, la chica triste, de Tommy, el tipo pobre que trabajaba con ganas, y de Molly, la muchacha un poquito desquiciada, la historia de tres desamparados que sienten paz en el desierto, como si los conociera, como si fueran mis amigos o mis vecinos o mujeres que he querido o yo mismo en otra época.

    Take your brother
    Take your sister
    Walk them across their troubled hearts.




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