lunes, 26 de diciembre de 2016
Cuidarnos con rica cuchara y buena tertulia
El domingo nos sentamos a la mesa todos juntos: mis papás, mis hermanas, mi cuñado y yo. Esta vez nos acompañó Jahel, mi amiga mexicana, actriz y súper buena nota, quien no pudo viajar a visitar a su familia en el D.F. este año. Me alegró que estuviéramos todos juntos y que ella nos acompañara. Hace un año mi Tata convalecía, mis hermanas y mi mamá lo atendían. Mientras tanto, yo estaba en Brooklyn, preparándome para salir de mi apartamento en Kensington, deshaciéndome de todo lo que podía y empacando solo lo esencial. El día de Navidad almorcé con la familia de Clare, los McCarthy, una de las familias que me han adoptado en mis andares por la Yunai através de los años. Recordé que la primera navidad lejos de casa la pasé con los Henry en el norte de Arkansas, la siguiente con los Heffington en una granja en Alabama, la siguiente con los Beyeler en su hotelito en Interlaken, Suiza, donde yo trabajaba, y así tantas, hasta las más recientes con los Smith-Connolly y los McCarthy en Brooklyn. Siempre tuve anfitriones generosos que me acogieran y me cuidaran. Por ello, este año, disfruté tanto que mi familia pudiera acoger a Jahel y que ella pasara toda una hermosa tarde decembrina tertuliando con nosotros, incluso con mi abuela Luz, quien llegó después de haber almorzado en su iglesia. Jahel probó la cuchara de mi mamá; como retribución, nos contó sobre las costumbres y la cocina mexicanas, en el Veracruz de su papá y el D.F. de su mamá, durante la Navidad y el Día de Reyes. Mi abuela la pasó tan bien que quiso que Jahel conociera de una vez su casa cuando la fuimos a dejar. La hizo pasar y le mostró todo, desde la sala de entrada hasta el jardín de fondo. Cuidarse, ser cuidado y cuidar: así es linda, más rica, la Vida.
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