viernes, 17 de marzo de 2017

"Como una brizna de hierba"

En la obra Bodas de Sangre de García Lorca, la novia le dice a su amante Leonardo:

  ¡Ay que sinrazón! No quiero
   contigo cama ni cena,
   y no hay minuto del día
   que estar contigo no quiera,
   porque me arrastras y voy,
   y me dices que me vuelva
   y te sigo por el aire
   como una brizna de hierba.


Alguna vez se lo escuché decir yo a una palentina amante de la poesía. Quizá era sincera. Yo le creí. Pero las briznas de hierba, para trotar mundo con su amante, dependen del viento. Cuando éste cesa, ellas caen sobre desolados campos. El amante las mira caer y, quieto y en silencio, triste queda y frío siente. Tiempo después le sirven las secas brizas para encender su fogata, calentarse y disfrutar su libertad a la intemperie, escuchando el silbido del viento bajo el amplio cielo estrellado.

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