viernes, 17 de marzo de 2017

Primera familia de gorriones

  Estalactitas de hielo translúcido
  penden aún de las canoas de las casas
  de ladrillo rojizo y negros techos de pizarra.
  Refractando la luz del sol, 
  cuelgan también de las ramas 
  de los deshojados plátanos de sombra
  a lo largo de mi cuadra.
  El blanco manto de la última nevada
  cubre todavía la negra tierra del jardín
  y las laderas del bosque en Prospect Park.

  Pero he escuchado hoy las primeras notas
  de una bandada de gorriones regordetes
  que se han posado en las ramas de un roble.
  Anuncian la primavera que no ha llegado
  pero alma, cuerpo y corazón anhelan ya.

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