En el intermedio pedí una negra irlandesa en la barra, levanté la jarra a la salud de la Divina y la Primavera, bebí el primer sorbo, y busqué Sebastián. Me presentó a Roberto: buena gente, me explicó el origen indígena de la gaita y la adaptación que hicieron para sus ritmos los afrodescendientes en Colombia. Sólo esto ya valió el boleto. Pero en el segundo set además de cumbia hasta bailé un bolero y un chachachá con una gringa animada: aunque no diera bien los pasos, se adaptaba y disfrutaba. Terminé feliz, me despedí rapidito de los chochamus y regresé a casa. El tiempo primaveral estaba tan agradable que caminé hasta casa. Me acompañaron mi Sol de media noche, dos mapaches en busca de comida y un gato negro con una estrella blanca pintada en el pecho y la cara. Cosas veredes un martes de madrugada en las cercanías del parque.
jueves, 23 de marzo de 2017
Una bienvenida a Primavera con Yotoco
El lunes Alba me encontró esperándola despierto. Quizá por ello, me sentí un poco molido todo el día de clases. Regresé a mi casa a dormir una siesta que me revitalizó. Me desperté dispuesto a salir a bailar con Yotoco en Barbès. "P'allá me jui" a darle la bienvenida a Primavera. Había poca gente, pero Sebastián, Nati, Gabo y los muchachos nos regalaron un buen concierto a los que llegamos. La feria fue la presencia de Roberto, un músico de Santa Marta que toca música de gaita colombiana. Al final del primer set, Roberto se unió a Yotoco, tocó su gaita y cantó, mientras Sebastián tocaba otra gaita y maraca al mismo tiempo, y el resto acompañaba. En el instante le mandé un audio a Xinita en Costa Rica. Me respondió: "Eso puede bailarse como swing criollo. ¿Qué es?" Le expliqué que era gaita, el origen de la cumbia. Nos gustó.
En el intermedio pedí una negra irlandesa en la barra, levanté la jarra a la salud de la Divina y la Primavera, bebí el primer sorbo, y busqué Sebastián. Me presentó a Roberto: buena gente, me explicó el origen indígena de la gaita y la adaptación que hicieron para sus ritmos los afrodescendientes en Colombia. Sólo esto ya valió el boleto. Pero en el segundo set además de cumbia hasta bailé un bolero y un chachachá con una gringa animada: aunque no diera bien los pasos, se adaptaba y disfrutaba. Terminé feliz, me despedí rapidito de los chochamus y regresé a casa. El tiempo primaveral estaba tan agradable que caminé hasta casa. Me acompañaron mi Sol de media noche, dos mapaches en busca de comida y un gato negro con una estrella blanca pintada en el pecho y la cara. Cosas veredes un martes de madrugada en las cercanías del parque.
En el intermedio pedí una negra irlandesa en la barra, levanté la jarra a la salud de la Divina y la Primavera, bebí el primer sorbo, y busqué Sebastián. Me presentó a Roberto: buena gente, me explicó el origen indígena de la gaita y la adaptación que hicieron para sus ritmos los afrodescendientes en Colombia. Sólo esto ya valió el boleto. Pero en el segundo set además de cumbia hasta bailé un bolero y un chachachá con una gringa animada: aunque no diera bien los pasos, se adaptaba y disfrutaba. Terminé feliz, me despedí rapidito de los chochamus y regresé a casa. El tiempo primaveral estaba tan agradable que caminé hasta casa. Me acompañaron mi Sol de media noche, dos mapaches en busca de comida y un gato negro con una estrella blanca pintada en el pecho y la cara. Cosas veredes un martes de madrugada en las cercanías del parque.
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