jueves, 1 de marzo de 2018

Celina y Alanis

"En una relación siempre hay uno que quiere y otro que se deja querer". Algo así dice el enamorado de Celina, personaje principal, en la película Cómo funcionan casi todas las cosas (Argentina, 2015). Celina es una trabajadora de peaje en una carretera o ruta de San Juan, Argentina, que ya casi ningún vehículo recorre. Cuando su padre fallece y ella decide ir a Italia en busca de su madre, a quien nunca conoció, el enamorado se enoja tanto que la insulta y la deja violentamente. En realidad, no sabía quererla. Celina, falta de amor, sola en el mundo, busca su camino y poquito a poco lo encuentra.

Recordé esta película mientras miraba otra, Alanis (Argentina, 2017) en el festival de cine latinoamericano Neighboring Scenes del Lincoln Center. Alanis es una muchacha de Cipoletti, Río Negro, que llega a Buenos Aires embarazada y embaucada por un tipo para trabajar como prostituta. La película nos muestra tres días en la vida de la muchacha. Ya ha nacido su hijo y es trabajadora sexual en un apartamento que comparte con una amiga. Pero una intervención policial, en vez de ayudarla, la lanza a una situación aún más peligrosa y precaria en las calles de Buenos Aires. Alanis, falta de amor, sola en el mundo, busca su camino pero no lo encuentra. Y sin embargo, es valiente, resiliente y amorosa. Cuida a su hijo como una leonesa en medio de la indiferencia e hipocresía social.

Después de la proyección, en la recepción inaugural del festival, comenté la cinta con Deb, Iza y Fla. Es un filme duro, realista. Las amenazas de desempleo, violencia, explotación y secuestro del hijo se sienten en todos los rincones. Sabés que la chica es fuerte pero no encontrará salida en su contexto social y político.

Ahora pienso en Celina y Alanis: dos mujeres solas, vulnerables, perseverantes, valientes, amorosas, sensibles. Quieren y merecen que las sepan querer.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario