Hoy no los fui a visitar, como sí lo hice hace quince días, antes de escribir la crónica de esta semana, "Invierno en el Jardín Botánico de Brooklyn". Sin embargo pensé en ellos, allá en su estanque, disfrutando la lluvia.
Y como perpetuo aspirante a poeta romántico, salí a caminar por el Parque Prospect. Quise experimentar la tormenta: sentir las gotas frías de lluvia en mis manos y las ráfagas de viento en mi rostro. Cuando la lluvia se convirtió en nieve, quise observar los copos danzando en el aire y escuchar el canto del invierno entre las ramas sin hojas de robles y olmos.
Marzo ha llegado. Es invierno aún. Como relato en la crónica, intento vivir el presente y disfrutar su belleza, no adelantar estaciones, ni anticipar la Primavera, ni forzar experiencias, ni precipitar florecimientos. Todo a su tiempo. Hoy disfruté el día que el invierno me trajo.
Y ahora a disfrutar la noche: aspiro a poeta romántico pero no soy trágico. ¡A bailar con Yotoco!
Las flores rebeldes de mi crónica invernal |
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