Begonias en claroscuro (Foto: R. Campos) |
miércoles, 21 de marzo de 2018
Nieve y begonias
La nieve cae en copos gruesos y grandes. Danza en el viento y gira antes de posarse sobre el plátano de sombra frente a mi ventana o en los rosales y la enredadera del jardín trasero. Cubre de blanco y silencio a mi mundo brooklyniano. Entonces mi Jardinero Fiel me envía una foto de las begonias en el patio de luz de nuestra casa familiar en San José. Son angelitas níveas de corazón dorado. "Su sabor es ácido", me escribe. "¿Cuándo las habrá probado?", pienso yo que sólo recuerdo el dulce sabor de las amapolas rojas. Cuando era chiquito, chupaba su néctar en el antejardín de casa de mis abuelos Hernán y Luz. Hoy quisiera probar el ácido sabor de las begonias en nuestras casa tropical. Pero no siento nostalgia: la nieve boreal me regala su pureza y serenidad.
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