Un jilguero solitario carinegro: flauta metálica en tres notas agudas. Truchitas en una poza pequeña. Fulgores dorados en fondo de piedras pardas. Claroscuros verdes del dosel al sotobosque. Heliconias rojas, líquenes, musgos, hongos. Destello aurinegro: jilguero aliblanco. Canta y sus amigos responden. Dulce canto, menos agudo que el solitario carinegro. Mariposas celestes en las flores fucsia del achiotillo silvestre. Mariposas bermejas "borbolotean" a ras del agua. Llegamos a la catarata. Larga pausa para que su rumor nos arrulle. Poza de agua en tonos verdeazulados e intensos fulgores dorados. Truchas: parecen hojitas pardas atrapadas en el remolino del fondo, pero surgen a la superficie y su costado pecoso y rojizo y su dorso verdeazulado resplandecen. Juegan a nadar contracorriente en la poza, como aguardando el tiempo de remontar la catarata en dos terrazas de dos metros cada una. Continuamos la caminata. Ascenso vigoroso por la ladera de la empinadísima montaña. En la cumbre, latidos de tambor en el pecho. Xinia: --Me traías como trompada de loco, como abuelito Hernán--. Me río. Susurro de hojas en el dosel de los gigantes del bosque y rumor del río al pie de la ladera. Resuena en el cañón. "Creo que nos metimos al sendero largo, la Candelita", pienso. --Xinia, creo que nos perdimos--, digo. Ella: --¿Nos perdimos? ¡Usted nos perdió!--. Tiene razón. --Diay, ahora caminemos rápido porque ya es tarde--. Es cierto. Hay que socar la línea. Continuamos, allegro brioso. Pajarito gordiflón, dorso oliváceo, abdomen, pecho y cara grises, ojos y pico negros, vuela de rama en rama frente a nosotros y nos guía por el sendero. "Un mirlo, ¿pero cuál?" [¿Catharus mexicanus?] Ardilla peliroja escarbando hojas secas: nos huye. Rumor del río. Claro del bosque. Ribera. Puente. Jardines floridos. Adiós montaña.
Foto: Xinia Campos
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