domingo, 2 de octubre de 2016

Bitácora Porto: Un Banquete entre amigos

Jueves. A primera hora doy mi charla sobre la experiencia personal, existencial, de deportistas que sufren lesiones que acaban con su práctica de sus deportes amados. Yo lo viví, por ello me sale del corazón. Como en la sala todos hemos practicado deportes que nos apasionan y hemos sufrido lesiones, más o menos graves, el tema es bien recibido. En la tertulia posterior, tenemos oportunidad de profudizar y siento que aquí he encontrado un tema que vale la pena desarrollar. Un profesor que trabaja con para-atletas en Río de Janeiro me invita a colaborar con su proyecto. Valió el boleto.

Después del café, regreso a Marquês. Quiero descansar esta tarde. He dormido muy poco desde que llegué a Portugal y esta noche es la cena de gala del congreso. Hago una buena siesta y al final de la tarde regreso a la universidad. Un bus nos lleva a Póvoa de Varzim, al norte de Porto en la costa atlántica. De camino, converso con Javi, el valenciano, sobre fútbol y la vida en Pensilvania. Él ahora es profe en Penn State, donde estudié con César hace años. 

Ya en Póvoa de Varzim, esperamos a que lleguen en carro Luísa, Sara, Ana y Soraia, y entramos juntos a la cena. Es de gala. Yo no viajé con traje entero en mi maleta. Pero Luísa me ha traído un saco de su esposo para que me dejen entrar a la cena. Esa muchacha es atenta y hospitalaria. El saco me queda grande y parezco a Tres Patines. Ellas en cambio se ven guapas y elegantes. Pero no me importa mi ropa. Lo que me importa es estar entre amigas y amigos. Ya en la mesa, me quito el saco y listo. Y aprovecho mi posición para conversar con Javi el santafecino, Antonio el gallego y sobre todo con Sara, Xavi, Luísa y Jessica. Al rato tengo chance de conversar con Ana y Soraia, de São Paulo, y ponernos al día. Con ellas, al igual que con Sara, siento empatía filosófica, una fuente de amistad. Mis amigas brasileñas escriben sobre el ludismo en la vida infantil y adulta. La vida es más rica con actitud lúdica.

Y entre una conversación y otra, llega la medianoche y la hora de marcharnos de regreso a Porto. Juntos hemos disfrutado de un Banquete, o Simposio, más divertido e interesante por ser dinámico, pienso yo, que el escrito por Platón.    

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